México, D.F., 15 de julio del 2014.- El 14 de julio de 2014 se llevó a cabo en la ciudad de México, el “Coloquio México-Santa Sede sobre Migración Internacional y Desarrollo” presidido por el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin y por el Secretario de Relaciones Exteriores, Dr. José Antonio Meade Kuribreña. En este importante encuentro participaron, entre otros: los Cancilleres de El Salvador, Guatemala y Honduras, además de la Subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, funcionarios y legisladores, obispos y otros representantes de la Iglesia Católica, académicos, miembros del cuerpo diplomático y consular así como personas interesadas en este delicado desafío regional.
• Preocupados por los retos que enfrentan las personas migrantes que viajan a otros países buscando mejores oportunidades para su desarrollo, se coincidió en la importancia de destacar la dimensión humana que posee la migración internacional en el escenario actual.
• Reconocemos el gran aporte que la migración ha realizado en la historia de las naciones y que continuará si colaboramos para crear las condiciones idóneas para ello. Reconocemos también que la movilidad es una dimensión constitutiva del mundo global que exige un enfoque de corresponsabilidad, en especial regional, en el que todas las partes debemos buscar estrategias innovadoras para alcanzar la más plena inclusión social y humana. Dicha corresponsabilidad implica hacer copartícipes a la sociedad civil, a la Iglesia Católica y al gobierno en la búsqueda de soluciones integrales para la paz y el desarrollo de los pueblos.
• Coincidimos en reconocer que la dignidad de las personas no procede de su situación económica, su filiación política, su nivel educativo, su pertenencia étnica, su convicción religiosa o su estatus migratorio. Todo ser humano por el hecho de ser persona posee la misma dignidad y merece el mismo respeto.
• Compartimos información y análisis sobre nuestras preocupaciones comunes en materia de migración internacional, su vinculación al desarrollo de los países, la protección de los derechos humanos, así como sobre la pertinencia y urgencia de atender de manera integral las problemáticas derivadas de estos estremecedores dramas humanos de nuestro tiempo.
• Coincidimos en la necesidad de privilegiar la dignidad de la persona humana y de la unidad familiar como eje central para la interpretación del fenómeno de la migración y el diseño del marco normativo y las correspondientes políticas públicas. Todo ello con el fin de avanzar hacia un escenario que facilite la migración legal, segura y ordenada, así como el reconocimiento del aporte de los migrantes al desarrollo social y la vigencia plena de sus derechos humanos tanto en países de origen, como de tránsito y de destino.
• Compartimos el compromiso de velar por el interés superior del niño y de la niña, reconociéndolos como criterio prioritario en la política migratoria.
• Coincidimos en la importancia de prevenir y combatir la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes, proteger a las vi?ctimas de la trata de personas y proteger a los migrantes de la explotacio?n y otros abusos, a la vez que reiteramos la necesidad de contar con poli?ticas nacionales y regionales para prevenir y combatir esos flagelos.
• Estamos conscientes de la necesidad de atender en los países de origen las causas estructurales que impulsan a muchas personas a emigrar buscando mejores condiciones de vida. Asimismo, reiteramos la importancia de facilitar la integración de los migrantes en las comunidades de acogida, como una importante estrategia para disminuir la xenofobia, el racismo, la discriminación y cualquier otra forma de intolerancia.
• Reafirmamos la necesidad de promover y proteger de manera efectiva los derechos humanos de todos los migrantes, en especial los de las mujeres y de los niños, independientemente de su estatus migratorio, y de fortalecer la cooperación y el diálogo a todos los niveles.
• Reconocemos la confianza y la colaboración recíprocas existentes entre el Estado mexicano, la Iglesia Católica y otras Asociaciones religiosas, y destacamos su importante contribución en la atención, protección y auxilio a la población migrante.
• Reconocemos asimismo, la activa participación y las muy valiosas contribuciones de los Ministros de Relaciones Exteriores de El Salvador, Guatemala y Honduras durante los trabajos del Coloquio así como la posición constructiva del gobierno de los Estados Unidos.
• Con miras a fortalecer la cooperación en materia de migración internacional y desarrollo, México y la Santa Sede coincidieron en:
1. Promover la protección de los derechos humanos de los migrantes en los foros multilaterales correspondientes, incluyendo la mejora de las percepciones de la opinión pública respecto de los migrantes y la migración.
2. Trabajar más estrechamente para desterrar la globalización de la indiferencia a la que nos han conducido la exclusión y la desigualdad.
3. Garantizar el interés superior del niño y de la niña, la promoción de la dignidad de la persona y la unidad familiar en todo momento, y en especial para hacer frente a situaciones de crisis migratorias. Se sugiere dar una consideracion especial al fenómeno emergente de los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, incluso ampliando la lista de causales de la proteccion internacional.
4. Promover el diálogo y la reflexión de múltiples aspectos vinculados con la migración internacional, la necesidad de construir un enfoque integral que de manera equilibrada incorpore la migración, el desarrollo y los derechos humanos, y que tenga como centro la dignidad de las personas migrantes.
5. Reconocer la importancia de las políticas de integración, retorno y reunificación familiar en plena observancia de los derechos humanos de la persona migrante.
6. Impulsar lo establecido en la Declaración del Diálogo de Alto Nivel sobre Migración y Desarrollo de las Naciones Unidas, adoptada por la Asamblea General en octubre de 2013, a fin de lograr el reconocimiento universal de la importante función que desempeñan los migrantes como asociados en el desarrollo de los países de origen, tránsito y destino, y en ese sentido, recomendar su inclusión en la Agenda del Desarrollo post-2015.
7. Reconocer el importante papel de la sociedad civil y de la Iglesia Católica en las iniciativas de acogida y acompañamiento de los migrantes y fortalecer aquellas que más y mejor incidan en la protección efectiva de sus derechos.