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Columna Política «SOBREMESA», por Antonio Soto.- Michoacán ha estado padeciendo todo tipo de problemas, pero sin duda ha sido la inseguridad el principal dolor de cabeza de sus habitantes. El gobierno por mas que busca hacer creer a la población que la situación está bajo control, la realidad nos dice otra cosa totalmente distinta debido ha que cada día siguen en incremento todo tipo de actos delictivos, al menos eso es lo que indican las cifras oficiales dadas a conocer por el propio Sistema Nacional de Seguridad, por eso es comprensible la gran inconformidad y malestar que ha generado entre muchos ciudadanos, no solo en Michoacán sino también a nivel nacional, la reciente detención de Manuel Mireles Valverde, la ciudadanía hace el simple razonamiento de lo ilógico que parece la actuación del gobierno deteniendo aquellos que han colaborado y contribuido en la estrategia para combatir a la delincuencia organizada, mientras que muchos de los verdaderos y peligrosos capos siguen libres y cometiendo todo tipo de fechorías a la sociedad. ?Como es que a estos delincuentes no los detienen?
Nunca se debe justificar ningún tipo de ilegalidad venga de quien venga, pero se debe entender que el problema de la inseguridad, ha sido entre otras cosas, producto de una gran irresponsabilidad e incumplimiento del gobierno, por lo que fue precisamente esa grave omisión, la que motivó y orilló a la gente a crear su propia alternativa de solución, así fue como nacieron los grupos de autodefensa en donde el medico Mireles jugó un importante papel. Con la detención del ex vocero de estos grupos comunitarios el gobierno ha evidenciado una total falta de oficio político para afrontar este tipo de problemas que no son exclusivamente policiacos sino también de orden social, problemas en los cuales la población no tiene ningún tipo de culpa, como tampoco la tienen quienes se vieron orillados a recurrir al inalienable derecho humano de proteger sus propias vidas y sus pertenecías. Es por ello que hay tanta molestia con el gobierno por esta detención, la que parece ser más bien una venganza política -al no poder domesticar a este líder- que un interés eminentemente que tenga como fin la prevención del delito y la procuración de justicia, esta acción sin duda es un acto mas a todas luces autoritario, propio de regímenes antidemocráticos en los que no se respetan los mas mínimos derechos ciudadanos.
No tengo ninguna duda que el error cometido por el gobierno federal en este hecho habrá de provocar un mayor desgaste y descrédito al régimen. Ya ocurrió con la detención del otro líder comunitario Hipólito Mora a quien el Comisionado federal Alfredo Castillo acusó de asesinato, y poco tiempo después un juez lo dejó en libertad por falta de pruebas. En esta otra detención es clara la intención del gobierno de inventar delitos a quienes no se someten a sus lineamientos
