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La guerra de los aguacates que se consumen en EE.UU. se libra en México (reportaje The Wall Street Journal)

El prestigiado periódico The Wall Street Journal, publica una amplia nota informativa sobre la problemática del crimen organizado y la producción de aguacate en el municipio de Tancítaro:
By  JOSÉ DE CÓRDOBAPor, Feb. 2, 2014 7:05 p.m. ET

TANCÍTARO, México—El domingo del Súper Tazón es muy importante para esta remota ciudad en las montañas, cuya entrada es adornada con una estatua de un aguacate.

Los estadounidenses comen más guacamole para el Súper Tazón que todos los demás días del año, y aquí se cultivan más aguacates para el guacamole que en cualquier otra parte del mundo.

Pero en los últimos años, una buena parte de las ganancias se han ido a una violenta organización criminal que ganó millones de dólares extorsionando a agricultores de aguacate y operadores de empacadoras a la vez que arrebataba tierras a los terratenientes, indicaron residentes y funcionarios locales que recientemente empezaron a poner resistencia.

Cuatro de cada cinco aguacates vendidos en Estados Unidos tienen su origen en el estado de Michoacán, en donde se encuentra Tancítaro, el único estado certificado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. para exportar aguacates, principalmente de la variedad Hass que los habitantes llaman «oro verde».

Michoacán, que el año pasado exportó más de 500.0000 toneladas de aguacate a EE.UU., prevé ingresos de US$1.000 millones en 2014. Tancítaro produjo 157.000 toneladas el año pasado, indic¬ó José Ayala, un funcionario local de agricultura. «Tancítaro es el municipio con mas producción en el mundo de aguacate».

Algunos dicen que la fruta está manchada. «Son ‘aguacates de sangre,’ » indicó Raúl Benítez, un experto en seguridad en la UNAM, la Universidad Nacional Autónoma de México. «Son el equivalente mexicano de los ‘diamantes de conflicto’ que salen y son vendidos de zonas de África destrozadas por la guerra».

Pero la situación podría estar cambiando. En noviembre, una grupo de residentes de Tancítaro con palos de madera y rifles viejos de caza unieron fuerzas con grupos de autodefensa bien armados de los municipios cercanos para expulsar a los Caballeros Templarios, una organización criminal que presuntamente realiza extorsión, secuestros, violaciones y homicidio en todo el estado.

Los Caballeros Templarios se formaron de una rama del cartel de la droga conocido como La Familia y en los últimos años se concentraron en la extorsión, robando de todas las facetas de este rico estado agrícola, señalan autoridades locales y federales. La organización se llevaba una tajada de las ventas de fertilizantes y pesticidas y cobraba una cuota por cada caja de limones y aguacates empacados y transportados. Muchos de los municipios fueron obligados a entregar 10% de sus presupuestos municipales.

Un funcionario local estimó que los Caballeros Templarios ganaron US$150 millones al año extorsionando a agricultores y empacadores, y vendiendo aguacates de las 2.000 hectáreas que le quitaron a los agricultores. Tancítaro tiene unas 22.000 hectáreas de huertas de aguacate, indicaron las autoridades.

Esta actividad criminal podría haber elevado los precios. A pesar de un alza en la producción, el precio al por mayor del aguacate en México creció 22% frente al año pasado, según datos del gobierno. El secretario de Economía Ildefonso Guajardo indicó que los precios escalaron por las fluctuaciones de la oferta y la demanda y no por la violencia que aflige al estado.

Cuauhtémoc Montero, un importante agricultor de aguacate y ex congresista del gobierno federal, señaló que cree que la extorsión añadió 10% al precio del aguacate consumido en EE.UU. Hasta que los grupos autodefensa expulsaron a la banda criminal, los propietarios locales de huertas pagaban impuestos anuales de unos US$150 por hectárea, indicó.

Los empacadores de aguacate en Tancítaro incluyen a docenas de pequeños negocios que administran la fruta que no es con la calidad para exportación. El municipio también tiene empacadores más grandes que envían toneladas de sus mejores aguacates a EE.UU., Europa y Asia.

Los agricultores de Tancítaro se alzaron en armas en noviembre, poco después del secuestro de María Irene Villanueva, la hija de un predicador local y agricultor de aguacate, señalan los residentes. La joven fue violada y asesinada después de que su padre no pudo pagar el rescate de US$600.000, según el alcalde y otras fuentes.

Enfurecidos por el crimen contra esta mujer, los agricultores y los grupos autodefensa ganaron un tiroteo en noviembre en un pueblo cercano que culminó con la muerte de dos presuntos Templarios, informaron las autoridades.

En esos días, decenas de vigilantes construyeron retenes con bolsas de arena en las entradas al municipio. Con pañuelos cubriendo su rostro, hombres y niños vigilaban los puntos durante toda la noche.

Dos de las plantas de empaque para exportación cerraron por casi seis semanas después de que los justicieros tomaron el municipio, y el Departamento de Agricultura de EE.UU. sacó a sus dos inspectores de las plantas cercanas por seguridad.

Funcionarios mexicanos y estadounidenses colaboran para asegurarse de que los aguacates exportados estén libres de plagas y enfermedades. Funcionarios del Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas de EE.UU., que inspecciona la comida que ingresa a ese país, tiene empleados en plantas de embalaje y realiza dos inspecciones anuales en plantaciones de aguacates.

El levantamiento en Tancítaro, que tiene unos 30.000 habitantes, se produjo tras rebeliones en otras ciudades donde los residentes estaban cansados de la incapacidad del gobierno para acabar con la banda criminal.

En estos días, los residentes de Tancítaro afirmaron, los secuestros y extorsión han casi desaparecido. Los puntos de inspección con bolsas de arena siguen allí, junto con una calma inquieta. «Aún podrían regresar», susurró un gerente de una empacadora.

Hace dos semanas, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto nombró a Alfredo Castillo, un aliado político cercano, como su delegado y el gobernador de facto de Michoacán. Castillo afirmó que la meta del gobierno es restablecer la paz al trabajar para desmantelar la banda.

El lunes, el gobierno federal firmó un tratado con los jefes de los vigilantes que les permitirá a los miembros de los grupos unirse a policías rurales y locales. A cambio, los vigilantes prometieron brindar una lista de sus miembros y registrar sus armas, incluidas las ilegales.

Desde la firma del acuerdo, los vigilantes continuaron con su campaña, y tomaron control de al menos dos pueblos más.

Pero los Templarios siguen enraizados en muchas partes de Michoacán, incluyendo Uruapan, la mayor región de cultivo de aguacate del estado después de Tancítaro, y donde se encuentra la mayoría de las plantas de embalaje certificadas por EE.UU. Muchos agricultores y embaladores temen represalias de los Caballeros Templarios, tras numerosas muertes.

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