El Ejecutivo y las mayorías del Congreso han asestado un fuerte golpe a la nación y al pueblo mexicano al aprobar las reformas a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales. Se consuma así la entrega del subsuelo a intereses ajenos y contrarios a los de México y la mayoría de los mexicanos y con ello se afianza la subordinación de nuestro país a los intereses que dominan la economía y la política de los Estados Unidos.
La apertura a la cesión del subsuelo y sus recursos culmina el proceso que hace depender nuestras finanzas, los principales aparatos productivos, la política internacional y la interna, de los intereses dominantes del país vecino, que además ha incluido a México en la jurisdicción de su comando militar del hemisferio norte de nuestro continente y lo considera territorio de su primer círculo de defensa.
Nunca, a lo largo de nuestra historia independiente, el país había visto tan desmanteladas las defensas de su soberanía y autodeterminación. Nunca se había tenido un gobierno tan proclive a la desnacionalización económica y al sometimiento de su voluntad política y nunca mayorías parlamentarias tan doblegadas y sumisas.
Las motivaciones de quienes convinieron en realizar y han dirigido la instrumentación de la cesión del subsuelo y afianzado así la dependencia de nuestro país, son verdaderamente miserables: tener acceso a jugosos negocios, a recibir substanciosas comisiones, y el aplauso y el elogio internacional y nacional de los grandes beneficiarios de este crimen contra la nación. En este acto no ha habido ni ingenuos ni inocentes. A los peones de la ejecución, de los que muchos, aún en contra de su convicción íntima, no se atrevieron a desafiar al poder, algunas migajas les tocarán, que vendrán, piénsese lo que se piense, tarde o temprano, acompañadas del desprecio público.
Pero lo importante ahora es recordar que ante la adversidad, después de las derrotas, el pueblo mexicano ha sabido recuperar el camino y rescatar el rumbo de la nación. Las luchas del pueblo mexicano por su emancipación y sus derechos han sido largas. Esos ejemplos nos hacen ver que el desánimo no cabe, sino que la decisión de lucha se refuerza.
En la actualidad, las fuerzas patrióticas se encuentran dispersas y desorganizadas, pero existe una clara conciencia colectiva que la unidad y la organización son indispensables para superar esta situación. La historia nos enseña que el pueblo ha triunfado cuando ha sabido organizarse en torno a un objetivo fundamental, que hoy no es otro que revertir las reformas que ha impuesto el entreguismo en el campo de la energía, dejando las diferencias y otras causas, frente a ésta menores, para otros momentos. Y hoy nos encontramos, justamente, en el inicio de un esfuerzo de unidad que habrá de ampliarse a otras fuerzas, a otras organizaciones, a miles de ciudadanos que en lo individual, por todo el país, coinciden con esta causa patriótica.
Veamos serenamente qué vías nos abre la acción estrictamente judicial para echar abajo estas contrarreformas.
El texto vigente del artículo 35 constitucional nos abre la posibilidad de demandar se convoque a una consulta popular que conduzca a la revocación de estas medidas. La reacción entreguista trata de desalentar nuestra lucha y confundir a la opinión pública señalando que no es posible la revocación de las contrarreformas constitucionales, y pretende, con la iniciativa de ley reglamentaria de la consulta popular que está aun pendiente de discusión y aprobación en el Congreso, introducir en ella obstáculos que efectivamente lo impidan.
Hemos cumplido ya con el requisito que marca el artículo 35 constitucional para que se convoque la consulta. Se han depositado en el Senado más de 1 700 000 firmas de
ciudadanos inscritos en la lista de electores que así lo piden y cumpliremos en tiempo y forma con todas las demás condiciones para que la consulta se lleve a cabo. Que a nadie le quepa duda de ello.
De aquí al primer domingo de julio del 2015 estaremos en campaña para llamar al voto que eche abajo estas contrarreformas y ese día el voto ciudadano decidirá y mostrará el masivo rechazo a la entrega del subsuelo y sus recursos, del petróleo, el gas natural y la electricidad, y el rechazo a quienes ven por sí, pero nunca verán por México y los mexicanos.
Cuauhtémoc Cárdenas.
18 de diciembre del 2013.