Recientemente he tenido la oportunidad de platicar con policías de altos mandos, en un país sudamericano, donde me han contado una historia que merece la pena se la comparta a usted y en donde al final seguramente usted mismo le pondrá nombre y apellido a la secuencia de imágenes que le llegaran a su mente.
Se trata de una país con una gran riqueza natural, un país con una posición estratégica, con micro-climas, con dificultades en su orografía en algunas zonas de su territorio, con gente amable, en donde las diferencias sociales se hacen muy notorias y marcan una gran distancia entre la gente rica y los más pobres de los pobres, la corrupción se ha plantado en diversos estratos de la sociedad, pero en el gobierno adquiere una fuerza descomunal.
¿Le recuerda las condiciones de otro país?
Ante las diferencias sociales y las faltas de oportunidad, la siembra de cocaína es un negocio seguro en un primer momento y con una remuneración extraordinaria que alcanza para comprar a las policías, a los jueces, a los alcaldes, miembros del ejército y de la marina y hasta algunos gobernadores.
La fuerza del narco es tan devastadora que entonces decide un Presidente combatirla, solamente que los criminales promueven otras formas de negocio, como extorsiones, secuestros, asaltos a mano armada, robos a casa habitación.
La oposición entonces del presidente a nivel político le reclaman las formas del combate al narcotráfico, donde se utiliza únicamente la fuerza.
Surgen también grupos de autodefensa que luchan con gran fuerza contra los narcos y en donde también hay cabida para otros grupos paramilitares, incluyendo guerrillas que trataran de quitar el poder a los grupos delincuenciales.
Cualquier situación imaginaria con México es mera coincidencia, se trata de un país sudamericano y se focaliza en los primeros años de los ochentas, es decir, hace casi treinta años!
El capo más temido en el país que le comento es publicado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo, pero destaca además de la fuerza económica su estructura y organización para comprar voluntades, los niños y los jóvenes quieren ser como éste criminal que presume derroche de dinero, propiedades, autos de lujo, mujeres, alcohol, drogas, una presunta vida fácil llena de satisfacciones.
Pasan los años y los grupos de auto-defensa dan la impresión que han sido promovidos y tolerados desde el mismo gobierno federal, pero adquieren tal poder que incluso también se dedican al menos a las extorsiones y a la venta de seguridad, sin dejar de pasar por un momento el rico negocio de la droga que les deja también altos dividendos.
Así el gobierno no sólo combate entonces a los narco-traficantes, sino también a grupos para-militares, grupos de auto-defensa en diversas comunidades y la guerrilla misma.
Ante el desconcierto por el fracaso, el enojo de la sociedad, la apabullante presión internacional, se toma una decisión histórica…que el gobierno de los Estados Unidos apoye formalmente en la lucha contra el narco-trafico, ya que el fenómeno pegará directamente en acciones de seguridad nacional de los norteamericanos.
Con su inteligencia, el gobierno de los Estados Unidos pone a disposición a la DEA y a la CIA para localizar al capo y finalmente masacrarlo y con ello la pretendida desarticulación del cartel más poderoso en su momento en el mundo de la droga.
Una vez que eso ha sucedido, entonces se forman micro-cárteles que tienen su fuerza y su propia articulación en diversas regiones del país, mediáticamente se ha dejado de hablar de ellos con la pasión que se hablaba del gran cartel.
Han pasado 30 años del surgimiento de los grupos de auto-defensa, como tales no existen, la guerrilla aún permanece agazapada en varios lugares del territorio y los grupos para-militares de igual forma.
Ante los ojos del mundo el país esta más tranquilo, ante los ojos de la sociedad, el narcomenudeo campea en sus calles, la violencia no es tan difundida por los medios nacionales y sobre todo internacionales, parecería que el gobierno ha triunfado, pero veladamente lo único que ha sucedido es que se han multiplicado los sectores del negocio criminal, pero sin tanta publicidad en medios.
El país se llama Colombia treinta años después del surgimiento de los grupos de autodefensa, le pondría usted ahora el nombre de otro país donde parece que se estuviera repitiendo la misma fotografía paso a paso?
¿En que parte de la historia colombiana vamos?
¿Apenas es el comienzo?
Usted seguramente tendrá algunas respuestas y le colocará nombres también a las similitudes que encontramos en otra historia que apenas ha iniciado.
Articulista: Ignacio Martínez