Morelia; Michoacán, 11 de diciembre de 2012.- Con motivo de la develación del nombre “Centenario del Ejército Mexicano 1913-2013”, inscrito en letras doradas en el muro de honor del Congreso del Estado, por parte del diputado Fidel Calderón Torreblanca, presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado y el General Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, el presidente del Poder Legislativo dijo que con este acto solemne, una institución civil reconoce a una institución militar, y lo hace convencida de la importancia que tiene para la democracia mexicana, una efectiva colaboración y respeto entre los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial del Estado; los tres ámbitos federal, estatal y municipal de gobierno, y; entre las autoridades civiles y militares de la República.
Calderón Torreblanca señaló que al inscribir con letras doradas su nombre en nuestro recinto, este poder civil del estado reconoce en el poder militar del Ejército Mexicano fundamentalmente dos cualidades: su origen y vocación popular, y; su demostrada e histórica institucionalidad cívica.
El Ejército de México sirve y se identifica con su pueblo y no debe, nunca y bajo ninguna circunstancia, alejarse de esa condición, pues de otra forma no sólo mancilla su propio honor, sino pone en riesgo la legitimidad institucional de la República y la buena confianza de su gente.
Por eso afirmó que el pueblo de México le sigue confiriendo altos niveles de confianza y reconocimiento ciudadano, como lo acreditan todas las encuestas realizadas en el país en el último cuarto de siglo.
Así, el Ejército Mexicano ha sumado a su proyección histórica una institucionalidad que contrasta no sólo con la realidad latinoamericana de la que formamos parte, sino también con las asonadas contrarrevolucionarias que contuvo en los primeros momentos de su consolidación.
Es bien sabido que durante todo el siglo pasado nuestra América, como la llamaba José Martí, sufrió de una extendida época de golpes de estado y dictaduras criminales. No hubo país latinoamericano que se salvara de esa terrible circunstancia o de la amenaza de experimentarla.
Calderón Torreblanca recalcó que sólo México fue la excepción y ello no es poca cosa, al contrario: ello engrandece y fortalece la importancia y el respeto que nos merece nuestro Ejército y, también por ello, hoy grabamos con letras doradas su nombre para la posteridad.
Con ese reconocimiento desde el poder civil republicano, hoy lo decimos con toda claridad y valor: en los mejores y peores episodios de la historia reciente de México, el Ejército siempre ha actuado como debe ser; subordinado al poder civil y al mando del Presidente de la República, en su calidad constitucional de comandante supremo de las fuerzas armadas.
Sin duda, la historia y el pueblo aún resienten episodios terribles de la historia nacional contemporánea como la disolución de las manifestaciones estudiantiles en la Casa de Hidalgo, aquí en Morelia en el año de 1966; así como la noche de Tlatelolco, aquél imperdonable 2 de octubre de 1968; o episodios como la llamada guerra antiguerrilla de los setentas; pero justo es señalar que todos esos momentos fueron responsabilidad directa del poder civil y, más concretamente, de quienes ostentaban, el cargo de Presidente de la República, jefe del Estado Mexicano y comandante de las fuerzas armadas.
Manifestó que es justo reconocer las virtudes del origen popular y la institucionalidad del Ejército Mexicano, que se expresan en muchas y permanentes acciones
Eso es justo lo que hemos hecho en el Congreso de Michoacán, decidiendo hacer este reconocimiento que, sabemos bien, contribuirá a fortalecer, afirmar y defender el carácter popular y la lealtad institucional del ejército mexicano, en bien de la patria y del pueblo que la engrandece.