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México, D.F; 29 de noviembre de 2013.- El desastre nacional en que se ha convertido el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto tras un cuestionado triunfo en las elecciones de 2012, caracterizadas por las denuncias de compra masiva de votos, se puede resumir en tres sencillas frases que muestran el deterioro que han sufrido los mexicanos y las mexicanas en los primeros 12 meses de mandato priista tras su regreso a Los Pinos: insensible ante la pobreza, incapaz en lo económico y omiso ante la delincuencia.
Durante este primer tramo al frente del gobierno de la República, la economía del país reporta un pobre crecimiento cercano al 1 por ciento que sitúa al país al borde del estancamiento, 54 millones de pobres -10 millones de ellos sumidos en la pobreza extrema- y 30 millones de personas trabajando en la informalidad, lo que deja en claro su impericia para satisfacer una de las demandas más sentidas de los ciudadanos que durante su campaña proselitista prometió revertir.
Vlaminir Aguilar García, Coordinador Nacional de Foro Nuevo Sol del PRD, declaró que el pésimo manejo que ha hecho de la macroeconomía en este primer tramo de su mandato no ha evitado que más de ocho millones de personas continúen desempleadas en todo el país, cinco millones de ellos jóvenes sin oportunidades de inserción laboral ni desarrollo profesional ni académico, y ha propiciado que casi el 60 por ciento de la actividad económica total se desarrolle en el subempleo.
Además, como claro ejemplo de la inflación al alza registrada durante este primer año de gobierno de Peña Nieto, durante el último año la gasolina ha tenido una variación de 1.21 pesos, que representa un incremento de más del 10 por ciento respecto al último precio registrado con Felipe Calderón, cuando fue de 10.81 pesos.
En cuanto a seguridad pública y procuración de justicia, es evidente que Peña Nieto ha renunciado a la primordial tarea de brindar protección a sus gobernados, en el que el caso Michoacán es la prueba fehaciente de la falta de control sobre vastas regiones del territorio nacional, lo que es resultado de su ineficacia para combatir los delitos derivados de las actividades del crimen organizado.
Así, a un año de distancia, los grupos de criminales que operan con total impunidad en toda la República continúan con la venta de drogas, la extorsión y el secuestro como sus actividades principales, pero desgraciadamente han pasado ya a la comercialización de seres humanos con fines de trata y tráfico de órganos, lo que convierte a nuestro país en un lugar de alto riesgo para vivir y de difícil tránsito tanto para nacionales como extranjeros.
Las cifras oficiales reflejan con crudeza la realidad en la que vivimos los mexicanos:
1.- Al menos 17 mil asesinatos producto de los cárteles de la droga, que de seguir a ese ritmo superarán el número de muertos que arrojó la insensata guerra de Felipe Calderón contra los narcotraficantes.
2. -Más de 160 mil personas desplazadas de sus lugares de origen
3.- Al menos 26 mil personas desaparecidas, muchas de ellas mujeres jóvenes menores de 25 años.
4.- Un creciente e incuantificable número de migrantes extorsionados, secuestrados y asesinados incluso por las mismas autoridades encargadas de protegerlos
5.- Miles de mujeres asesinadas por razones de género, que han sido tipificados como feminicidios debido a las características con las que han sido realizados, de donde destacan los estados de Guanajuato con 63, México con 56 y Chihuahua con 38 oficialmente reconocidos aunque con una cifra negra mucho mayor, entidades que a pesar de la gravedad del tema por razones políticas se niegan a decretar la alerta de género.
6.- Un creciente número de mujeres que en el transcurso del primer año de gobierno de Peña Nieto han sido retenidas contra su voluntad por mafias de criminales que las utilizan para explotarlas con fines sexuales, actividades por las que dichos grupos obtienen ganancias anuales por 32 mil millones de dólares, que la convierte en la tercera actividad más redituable a nivel mundial, sólo detrás del tráfico de drogas y de armas.
Además de los resultados negativos en materia económica y social, Peña Nieto será recordado por los mexicanos y las mexicanas por haber aplicado la ley bajo una interpretación que permitió llevar a la cárcel a Elba Esther Gordillo para abrirle paso a la instrumentación de una reforma educativa que, a pesar de haber sido ya aprobada y promulgada, sigue sin poderse aplicar en el país, con las consiguientes protestas callejeras que mantienen en vilo la economía y la estabilidad de varias entidades de la nación.
Finalmente, en este primer año de gobierno nadie podrá olvidar la necedad de Peña Nieto de querer entregar a toda costa el sector energético -que es propiedad de la nación- a inversionistas extranjeros y nacionales, tratando de modificar con ayuda de las bancadas legislativas del PRI y del PAN los artículos 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para que dichos particulares puedan explotar bienes -como el petróleo- que pertenecen a todos los mexicanos y mexicanas, y que el Partido de la Revolución Democrática defenderá por todos los medios a su alcance hasta derogar una iniciativa que camina en perjuicio de la soberanía nacional.
