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Morelia, Michoacán, 29 de noviembre del 2013.- (Agencia Periodismo Audaz) La entidad michoacana tiene señales de un Estado fallido, además que el caldo de cultivo que dio pie a las autodefensas es una muestra de la debilidad de las instituciones locales.
México es una nación sumida en una situación de crispación y depresión colectiva, amén de vivir en una democracia contradictoria “porque si es autoritaria no es democracia”, afirmó Lorenzo Meyer, quien puntualizó los riesgos de los poderes fácticos, esos grupos cuyo poder dimana de imponer por la vía de los hechos sus intereses.
Al presentar su nuevo libro en Morelia, “Nuestra tragedia persistente: democracia autoritaria en México”, el historiador advirtió que no es un libro optimista. El texto analiza los últimos dos sexenios “en función del pasado”, como, afirmó, aprendió de Daniel Cosío Villegas.
El politólogo calificó la democracia mexicana como contradictoria, porque “si es autoritaria no es democracia”, es un sistema híbrido, o “no es uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”, aludiendo la bochornosa frase de Luis Echeverría.
“Daniel Cosío Villegas dijo que el PAN de 1947 no sabía hacer política… pero eso es como si lo hubiera dicho en el 2000”, aseveró el doctor en Relaciones Internacionales por el Colegio de México.
Explicó que hay “una comunidad dispone de múltiples pasados y múltiples futuros. Se puede interpretar el pasado de maneras distintas. Nuestros prejuicios hacen que el pasado esté siempre cambiando”.
Para el académico “Tenemos el autoritarismo más exitoso del siglo veinte”, aseguró invitando a comparar con otros países del mundo; “el autoritarismo de los militares como Pinochet se queda chico con el nuestro”, recalcó.
El investigador del Colegio de México condensó su pensamiento al afirmar que su texto reúne ideas largamente añejadas sobre los dinamismos del poder en México, en el cual incorpora los nuevos hechos y situaciones del final del siglo pasado y los inicios del actual.
Hace una radiografía de la clase política y de la fallida transición, de la falsa democracia en que vivimos. Meyer recuerda algo de lo cual es experto (hay que revisar las raíces del nacionalismo petrolero) y que Lázaro Cárdenas del Río expresó en su manifiesto a la nación del 18 de marzo de 1938: cuán pequeño fue el beneficio que dejó a México el petróleo en manos de las empresas extranjeras y por qué los hidrocarburos son, para los mexicanos, algo más importante que un recurso natural. Así, aborda también el tema “de moda”: la reforma energética.
El libro también hace un certero diagnóstico de la situación a que han llevado a Pemex la incapacidad y voracidad de una clase política mexicana.
