Nuevamente los errores de comunicación me desconciertan.
Un fin de semana de violencia extrema, con granadazos y ráfagas de armas de alto poder en Apatzingán, en el mismo centro de la ciudad con tiradores apostados en edificios del centro de la ciudad y por horas NO PASA NADA en Michoacán, un sábado 26 de octubre “casi normal”.
Afortunadamente solo hay un herido leve en la nalga en lo que podría haber sido una carnicería ante la manifestación de las guardias de autodefensa que a decir del Dr. José Manuel Mireles eran en un número de casi tres mil personas.
En la madrugada del domingo 27 de octubre, dieciséis sub-estaciones de la comisión federal de electricidad en doce municipios del estado de Michoacán sufren atentados terroristas, la autoridad particularmente la federal, sale a decir horas después que son “actos vandálicos”.
Martes 29 de octubre, alrededor de las 8.30 horas, recibo a través de una notificación de Facebook que han visto a Don Fausto en el Hospital Salvador Zubirán de la Ciudad de México, prudentemente antes de publicarlo, solicito que mi reportero Gerardo Castillo cuestione al secretario de gobierno sobre el dicho, la respuesta es muy sencilla, el gobernador se encuentra gestionando recursos para Michoacán.
Más tarde platico con la persona que lo había visto en la mañana y me confirma: “Vi al señor, se encontraba en la sala de espera, no sé a que vino y sinceramente ni me importó, he visto aquí mismo a Alonso Lujambio y Joan Sebastian, así que igual y vino a saludar ha alguien”.
Podría ser tan sencillo y totalmente entendible decir que el gobernador se encuentra realizándose estudios de control después de su padecimiento, pero NO otra vez el ocultamiento de la información y me recuerda aquella tos que se convirtió en un transplante.
La historia no culmina aquí cuando Luisa María Calderón sin pruebas de su afirmación refiere que uno de los hijos de Fausto tendría que ver con el crimen organizado, rápidamente sale Don Fausto al medio nacional que lo sacó a la luz a decir que es una mujer miserable y esta enferma del alma, además de afirmar que es una mentira.
No entiendo por qué a una afirmación sin sustento, sale en minutos a desmentirlo y a advertir de una probable denuncia contra la senadora.
No entiendo por qué a hechos brutales de violencia no sale a los medios a explicar a sus gobernados que sucedía, a explicar que medidas debía tomar la población.
Hace algunos días que hablé con el Gobernador por teléfono, le dije palabras más, palabras menos: “señor, le escucho una voz fuerte, una voz como aquella cuando le conocí en su oficina de la Oficialía Mayor en la época del gobernador Tinoco Rubí”, también le recordé cuantas veces me dijo que prefería un periodista critico a un periodista lambiscón.
Hoy le digo a Don Fausto desconozco sus actitudes de comunicación social, no es el Fausto que conocí cuando estaba con su gente hasta en un encharcamiento, que me comunicaba en ese momento con su misma expresión corporal su preocupación por sus gobernados.
Conociéndole, es seguro que él toma estas determinaciones, aquí no creo que existan asesores.
Señor gobernador, por enésima vez le digo: ¡los michoacanos merecemos respeto!
Articulista: Ignacio Martínez