Por Rubén I. Pedraza Barrera.- Nuestro país cuenta con un legado televisivo que se remonta aproximadamente a poco más de 60 años, una tv abierta que ha servido como modelador de generaciones, de control social, vocera del sistema y tribunal mediático de las voces en contra de los gobiernos en turno; mucha razón tiene hasta la actualidad el argumento de Carlos Monsivais, quien bautizara a los contenidos y programas de los dos grandes emporios televisivos de nuestro país como “la caja idiota”, dando cuenta de los obscuros objetivos de estos medios masivos de entretenimientos y de “información”.
A la fecha los contenidos de estas televisoras no han variado mucho, se sigue promoviendo programas de espectáculos y de entretenimiento donde van inculcando a las nuevas generaciones la manera de hablar, el modo de vestir y de pensar; inclusive en las novelas que son el producto más rentable y popular de la tv mexicana, se dicta línea política inculcando al auditorio cómo reaccionar y avalar iniciativas, reformas o políticas públicas del gobierno, como por ejemplo, las bondades de privatizar las playas o aprobar la reforma energética, mensajes que van insertos dentro de los diálogos de los personajes.
El día de hoy la educación en todos sus niveles tiene que competir entre lo que se enseña en la escuela y lo que los televidentes aprenden en la televisión, tomando en cuenta que es mayor el tiempo que los niños y adolescentes le dedican a la televisión, gana el contenido mediático a la instrucción académica. Por otro lado están los servicios noticiosos, que en la mayoría de los casos presentan las notas en un gran contexto editorialista y construyendo escenarios desapegados de la realidad, es decir, solo mostrando de manera tendenciosa las partes de la noticia que conviene a su línea editorial.
Hasta el día de hoy, México cuenta con TV pública de gran calidad que se maneja con una óptica contraria a como se ha desempeñado el duopolio televisivo, una TV a la que los distintos gobiernos no le han apostado o no le han invertido recursos para su crecimiento y expansión; canales como el 11 del IPN, TV UNAM, 22 y 30 de OPMA, inclusive el canal del Congreso, son canales con programación cultural, de entretenimiento y noticiosa de gran calidad, son transmitidos por señal digital abierta, pero son poco conocidos por la población y no cuentan con una difusión adecuada por parte de los organismos correspondientes.
También existen sistemas locales de televisión pública que en un terreno desigual y en el marco de la digitalización han quedado relegados de los sistemas de paga, condenándolos al naufragio de competitividad y a su virtual extinción, toda vez que ni siquiera el gobierno federal invierte en publicidad en estos canales y tampoco el poder legislativo ha metido decididamente las manos en el tema, la TV pública quedo casi al margen de la reforma en telecomunicaciones, donde fue más imperioso establecer la autorización de nuevas concesiones del ramo que fortalecer con mayores recursos y e instrumentos a la televisión pública.
Es necesario el fortalecimiento de la televisión pública y sus contenidos, como es el caso del Sistema Michoacano de Radio y Televisión, que deben de fortalecer el espíritu solidario y crítico de la sociedad, una televisión que promueva la cultura y la formación cívica y ciudadana; que aproxime en posibilidades a la TV pública a la privada y sea un contrapeso de toda esa carga mediática negativa de los grandes emporios televisivos; actualmente los contenidos de los canales públicos son de gran calidad, solo hace falta invertir en mayor infraestructura para producciones propias y mejor difusión para llegar a los públicos infantiles y juveniles, es decir, una TV atractiva con mayor contenido cultural, porque «un país sin cultura es un país sin identidad».
Dotar de mejores herramientas a la televisión pública es abrir la posibilidad de contar con mejores contenidos y mejores tecnologías para que sea posible acceder a estos canales desde la gran cantidad de plataformas tecnológicas; los diferentes sistemas estatales de televisión pública deben de fortalecerse y en la legislación se les debe de abrir la puerta para ser retransmitidos por los sistemas de televisión de paga.
La sociedad necesita medios de comunicación realmente al servicio de los ciudadanos y socialmente responsables.