Su tórax se expandía pesadamente, en cada respiración mostraba los espacios intercostales deprimiéndose intensamente, estaba frente a una insuficiencia respiratoria que se hacía mas prominente conforme pasaba el tiempo, todo había empezado con una tos y se complicaba dramáticamente en una neumonía.
Sus ojos gris verdosos me miraban fijamente, no dejaban de seguirme en cada movimiento que hacía, finalmente la recosté sobre la cama antes de tomar la decisión de llevarla al hospital, en casa no iba a salir de su enfermedad.
Por unos días lucho intensamente por su vida, extrañaba su mirada de niña hiperactiva de escasos cuatro años, una mirada, que daba la impresión que todo con el simple mirar lo quería aprender…
Después gracias a los cuidados médicos finalmente regresó a casa, más que nunca recuerdo sus ojos, con una mirada llena de amor, de ternura, de agradecimiento, su mirada me hacía sentirme muy satisfecho, por volver a disfrutar de sus suaves pasos, de su delgadez extrema, de su infinita ternura al observarme en cada movimiento que realizaba.
Hoy esta sana a plenitud, fuerte, muy consentida y cada que encuentro su mirada no deja de sorprenderme que me observa con profundo cariño y agradecimiento, es armoniosa, vigorosa, de musculatura potente y se llama Praga nombre que recibió por tener ojos del color de las hermosas mujeres que caminan por el puente Carlos en la capital de la República Checa sobre el río Moldavia.
Es una hermosa perra de raza weimaraner tiene un destacadísimo olfato, gran galopeadora, posee una enorme resistencia física. Su zancada es larga y rasa, su carácter es tranquilo y afectuoso. Su sumisión y equilibrio hacen que tenga un fácil adiestramiento, además de resultar estupenda como perro de compañía.
Se preguntará hoy por qué hablo de uno de mis perros? Porque hace unas horas unos imbéciles seres humanos, un hombre y una mujer sin el mayor criterio, sólo con un gafete que les daba el poder de ser inspectores municipales, decidieron multar a un espacio de una veterinaria que realizaba una acción muy noble, el recaudar croquetas para perros y gatos, así como cobijas y materiales de curación, el fin era llevar la ayuda para los damnificados peludos por la tormenta tropical “Manuel”, seres humanos bondadosas que han pensado en aquellos desprotegidos que se quedaron sin hogar, sin comer, sin dueños que los cuiden.
Pero para éstos Willy-inspectores del reino de Willylandia lo importante era la multa no el detalle de humanidad. Diversas asociaciones protectoras de animales se acercaron a apoyar al Dr. Eliseo Pimentel, afortunadamente también la regidora del PRI Alejandra Sánchez se comprometió a apoyar al médico veterinario y sus ayudantes que realizan esta actividad con el sólo fin de ayudar a los hermosos peludos.
Como me gustaría ver a estos Willy-inspectores checando los estacionamientos del centro de la ciudad, particularmente el de Guillermo Prieto donde cobran un precio excesivo y nadie dice nada, al interior simplemente especulan, es que Wilfrido es amigo del dueño.
Finalmente hoy el corazón de muchos morelianos esta por arriba de estos Willy-inspectores sin criterio que multan un centro de acopio de croquetas y que curiosamente mandan Willy-inspectores a los tres negocios veterinarios que tiene el Dr. Pimentel en menos de una hora a ser revisados.
Dr Pimentel, simpatizantes de los animales…hay muchos morelianos que hoy estamos con ustedes.
Articulista: Ignacio Martínez