Morelia, Michoacán, México, 15 de agosto de 2013, México Ambiental.- Para evaluar los mecanismos de adaptación de organismos silvestres a las condiciones de un hábitat urbano y así entender los procesos para desarrollar estrategias de manejo de hábitats para la conservación de la biodiversidad en México, científicos del Instituto de Investigaciones sobre Recursos Naturales (INIRENA) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo realizaron una investigación sobre la selectividad de presas de las que se alimenta la rana Lithobates neovolcanicus, una especie mexicana que está enlistada como amenazada.
Conocida comúnmente como rana neovolcánica, esta especie se distribuye en el borde sureño del Altiplano Mexicano -que incluye el sureste de Jalisco, norte de Michoacán y sur de Guanajuato- en bosques de pino-encino y mezquite-pradera en altitudes de 1,500 a 2,500 metros sobre el nivel del mar. Se localiza en cuerpos de agua como estanques, presas, lagos, arroyos y charcos estaciónales. Y es frecuente su presencia en sitios urbanizados, es decir, en ciudades y pueblos con cuerpos de agua permanentes.
Lithobates neovolcanicus está categorizada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como una especie “casi en riesgo” mientras la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT 2010) la enlista como especie “amenazada”.
Con la asesoría del MC Javier Alvarado Díaz, el biólogo Eduardo Martínez Ángeles realizó la investigación Dieta y selectividad de presas de la rana Lithobates neovolcanicus en un hábitat urbano de la ciudad de Morelia, Michoacán, México que permitió no sólo entender la dinámica poblacional de la especie en un espacio jardinado o isla vegetal delimitado por el desarrollo urbano, sino establecer algunos indicadores para evaluar los mecanismos adaptativos a hábitat extremos.
La importancia de este trabajo es que el explosivo desarrollo urbano en México ha acabado con el hábitat natural de esta rana y de prácticamente toda la flora y fauna silvestres del país. La necesidad de más espacio debido a la expansión de las ciudades y pueblos, es una de las mayores presiones ecológicas para mamíferos, aves, anfibios, reptiles, insectos, arácnidos y en general toda la fauna presente en espacios naturales. Lo mismo sucede con la flora.
De allí que los parques urbanos se constituyen en hábitats alternativos que deben ser cuidados porque se convierten en uno de los más importantes espacios disponibles para la conservación de la biodiversidad urbana.
Esta investigación de Alvarado Díaz y Martínez Ángeles se desarrolló en el propio campus del INIRENA -localizado al sureste de la ciudad de Morelia en Michoacán-, un espacio de 58 mil metros cuadrados compuesto por un pastizal artificial, edificios y manchones de árboles de especies como ahuehuete, pino, encino, sauce y fresno, entre otros. Además cuenta con un estanque artificial de 357 metros cuadrados que presenta una profundidad promedio de 1,25 metros, que es de gran importancia ecológica para Lithobates neovolcanicus.
Los resultados de esta investigación claramente permitieron identificar una diversidad dietaria menor y una especialización en la selección y consumo de presas, a diferencia de otros estudios donde se reporta que las ranas son depredadores generalistas. Para este caso, de 49 posibles tipos de presa, la rana neovolcánica sólo se alimentó de 22, con clara preferencia por algunas especies de arañas, dípteros y miriápodos y un gran rechazo a escarabajos y hormigas.
El trabajo de Javier Alvarado Díaz y Eduardo Martínez Ángeles es fundamental porque abre una línea de investigación en México sobre la importancia de los refugios urbanos en la conservación de especies silvestres y en el caso específico de esta rana, sobre su papel en el control biológico de insectos y arácnidos en áreas urbanas donde la interacción con seres humanos es algo convencional.