¿Ahorro sin dinero?

Nueve son los consejos que la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) “sanamente” ofrece a los padres de familia para fomentar el hábito del ahorro en sus hijos. La propuesta en sí misma no es mala, pero habría que preguntarse quién puede ahorrar en nuestro país cuando crisis financieras vienen y se quedan. Por otro lado, cabe indagar sobre quiénes son los que resultan beneficiados o fortalecidos con esta medida.

Formar ahorradores, nos dice la CONDUSEF. Ofrecen alternativas. Bien. Pero la única seguridad sobre los ahorros son los bancos. Luego, lo que proponen son ahorradores bancarios. Y bien educados, los niños, -ya jóvenes productivos-, bien pueden dedicarse al ahorro antes que satisfacer sus necesidades básicas o vivir, -no sobrevivir-, su vida.

Algunas razones para esta conclusión. En primer lugar, todos conocemos lo difícil que es acceder a un nivel adquisitivo solvente que cubra los gastos básicos y de esparcimiento tal que se pueda disponer de cierta cantidad para ahorrar.

Los trabajos o negocios que así prometen son objeto de disputa salvaje. Parte de esta querella laboral es la falta de preparación con que cuenta el poblado general de nuestro país, cuando el nivel académico y cultural se nos presenta por debajo de la media mundial: los que acceden al nivel básico reportan un alcance del primer año de secundaria. Esto es, 8.6 el grado de escolaridad promedio de los habitantes de 15 años y más en México, según registros del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) al 2010, es decir, un poco más de segundo de secundaria.

Las discrepancias se notan cuando en el corazón del país, el Distrito Federal, registra el promedio más alto de escolaridad con 10.5, algo así como más de primero de preparatoria; en tanto que Chiapas obtuvo 6.7 (casi primero de secundaria). Diferencias abrumadoras que se refleja al solicitar empleo.

¿Qué dirá la CONDUSEF al respecto cuando el nivel educativo no alcanza siquiera para que se pueda formar la conciencia del ahorro? Menos aun cuando este sólo ofrece la posibilidad de los salarios mínimos. Así de ambiciosos son los programas presidenciales.

Articulista: Noemí Avilés