México, D.F., 29 de julio del 2013.- Se necesita un giro de 180 grados en materia económica para erradicar los altos niveles de pobreza que se registran en México, que de acuerdo a la última medición hecha por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) pasó de 52.8 millones a 53.3 millones (500 mil más) en el periodo 2010-2012.
Coincidimos, expresó Hortensia Aragón Castillo, Coordinadora Nacional Foro Nuevo Sol del Partido de la Revolución Democrática, en que la aplicación de los programas asistencialistas instrumentados por los gobiernos priistas y panistas en los últimos 25 años para aliviar la situación de pobreza en que se encuentra casi la mitad de los mexicanos (54 millones), han representado un fracaso, en donde planes como la Cruzada contra el Hambre del gobierno de Enrique Peña Nieto sólo representan medidas sesgadas que tergiversan el fin para el que fueron creados.
Aunque el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, afirmó esta mañana en que la solución para acabar con la pobreza que padecen cada vez más ciudadanos y familias pasa por la simple aprobación de las reformas estructurales en materia fiscal, energética, financiera y de competencia propuestas, creemos que dichos planes estarán condenados al fracaso mientras el gobierno federal no esté dispuesto a aplicar una reingeniería presupuestal que significa distribuir de mejor manera los ingresos a los sectores educativo, científico y agrario, entre otros, que detonarían el crecimiento de nuestro país.
Por ello, es urgente que el gobierno de Peña Nieto presente a la brevedad su propuesta de reforma energética, pues el proyecto panista al respecto anunciado hace unos días por Gustavo Madero, que supuestamente significaría la generación de 100 mil empleos “bien remunerados” por año, un crecimiento de por lo menos 2 por ciento del PIB, así como inversiones foráneas por más de 30 mil millones de dólares, es un plan que se queda corto, que de ninguna manera soluciona los graves niveles de pobreza, desempleo y falta de crecimiento económico de nuestro país.
Basta señalar que las necesidades reales de nuestra nación en materia económica se traducen, entre otros, en la generación del millón de empleos anuales, un crecimiento económico como país superior al 7 por ciento del PIB y la recuperación del poder adquisitivo de los mexicanos que se ha perdido paulatinamente desde los 80´s del siglo pasado.
Es una contradicción que por una parte la entidad encargada de medir el nivel de pobreza en nuestro país afirme que el número de pobres pasó de 52.8 millones a 53.3 millones (500 mil más) en el periodo 2010-2012, pero al mismo asegure que el porcentaje de mexicanos en pobreza extrema haya descendido de 11.3 por ciento a 9.8 por ciento, ubicándose en sólo 11.5 millones de personas carentes de al menos tres o más carencias o satisfactores sociales.
Los 28 millones de mexicanos que subsisten gracias a la informalidad, los 13 millones de desempleados que reconoce el gobierno, los 54 millones de mexicanos que sobreviven con el equivalente a menos de un dólar diario, la pérdida de más del 50 por ciento del poder adquisitivo del salario de los mexicanos, que en menos de seis años alcanza para comprar la mitad de los productos que podía adquirir a principios del pasado sexenio, son cifras que confirman que México sigue siendo un país de pobres y no una nación de clase media como malintencionadamente se afirmó recientemente.