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Desde el mar del norte…

Nunca pensé al menos en un futuro muy, muy cercano, estar navegando en el mar del norte y para que no tengan mucho que sufrir algunos de su localización geográfica les diré que cerca de Inglaterra y Noruega y rumbo al polo norte se encuentra este particular lugar en donde decidí celebrar y festejar mi cumpleaños.

En mi vida habría tenido al menos dos deseos muy especiales en el aspecto navegación, el Báltico y el mar del norte en donde se encuentran los fiordos que son prolongaciones del mar entre grandes montañas cuyas cimas se encuentran muchas de ellas cubiertas de nieve, el agua abajo forma espejos maravillosos que reflejan la grandeza de la naturaleza cuya construcción ha sido de millones de años para lograr semejantes bellezas.

Obvio es señalar que el agua es salada, pero casi transparente y cristalina sin que el humano provoque daño y suciedad, sobre todo el tipo de humano que vive en estas latitudes y es bueno señalar la palabra latitud ya que he llegado a la latitud más alta que hubiera tenido en mi vida ya muy cerca del polo norte (uno de mis deseos que siguen vivos es en algún momento visitar el polo norte y también el polo sur).

Como llegar hasta acá?, con algo de suerte, portero, reportero y viajero sin suerte, no es portero, reportero y viajero.

Es pescar un poco la oportunidad de estar cerca de una oferta viajera y listo, estas al acecho y sola llega y bueno aquí estoy navegando entre un frío casi polar sobre todo en la cubierta superior de este crucero llamado Vision of the seas, que golpea fuertemente con las olas del frio mar del norte y de los vientos que llegan de todos lados, la temperatura promedio ha sido de aproximadamente unos nueve grados centígrados realmente no muy frio como se pudiera esperar, pero el viento cala entre los huesos al meterse por las ranuras de la ropa, alguna vez les he dicho que humano con frío es un humano mal vestido, así también me lo han enseñado muchos viajes, pude haber estado a menos 20 grados centígrados en la bellas ciudades de Praga y Budapest, pero bien vestido, bien abrigado realmente no se sienten, así que no duden cuando viajen a un lugar frío prevenirse con ropa abrigadora, esa será la diferencia.

La entrada a esta aventura ha sido nuevamente Copenhague, en un hotel totalmente ecológico, totalmente sustentable de la cadena Intercontinental, también gracias a las noches que he tenido la oportunidad de acumular en los últimos meses, un hotel cercano a un metro y a un tren para poderte transportar con la tranquilidad, buen precio y confort hacia cualquier lado de la ciudad o de la región, sólo un pequeño problema, hay que buscar con letras pequeñitas el inglés, ya que el danés obviamente reina por todos los rincones y sí no estas abierto es probable que se pueda uno equivocar de dirección.

Cerca del hotel hay también un gran centro comercial que simplemente es carísimo todo lo que tiene que ver con ropa, zapatos, comida y entre lo desconocido del idioma y de los sabores me gana más la sencillez de decisión de comer una hamburguesa de Burguer King, el traslado al puerto de Copenhague resulta especial al hacerlo en tren desde Orested hasta Osterport la zona donde abordaré el Vision, cada vez considero más cómodo hacer crucero que hacer un tour de ciudad, el crucero se convierte en un enorme hotel flotante con todas las comodidades, comida todo incluido a excepción de vinos y licores que una vez que se visita la ciudad a tocar te subes al barco y por la noche o parte de la mañana navegas a un siguiente puerto.

Las ciudades o pueblos que visitaré serán Flam, Gereinger, Alesond y Berger, con dos días de navegación aparte, nombres que parecen trabalenguas, nombres que son difícil de pronunciar, pero que esa dificultad se transforma en inolvidables imágenes en el cerebro de quien los ve y descubre.

Hace algunas semanas tuve el placer de conocer Iguazú en los límites de Brasil, Paraguay y Argentina, después de ver la fuerza de la naturaleza consideraba al lugar como el más hermoso y natural que había conocido en mi vida, sin embargo la belleza de los fiordos no tiene comparación, aunque cabe destacar que como en los humanos, pueden existir mujeres blancas, morenas, negras, amarillas muy hermosas, como hombres blancos, morenos, negros o amarillos también muy hermosos, todo depende del color con el que se vea y se sienta.

Así que es tan bella una caída de agua de la Tzararacua en Uruapan, o de Iguazú en Brasil o de las Siete Hermanas en Geirenger Noruega, aunque con el respeto que me merece mi país y mi estado y sin sonar malinchista, el descuido y mala atención a nuestras bellezas turísticas desmerece cualquier comparación, estamos a años luz en educación, en cultura turística y ahí sí ni como hacerle.

Imposible en un futuro cercano pensar que la gran mayoría de los michoacanos estemos tirando la basura en su lugar, nos olvidemos de la inseguridad, ofrezcamos una sonrisa al turista, una mano extendida y cálida, limpieza en todos los lugares y rincones que se muestran al turista.

Veía impresionantes autobuses que por decenas circulan en las ciudades arriba mencionadas cada hora y pensaba en mi tierra que sí un autobús de esos circulara por alguna carretera estaría a la merced de jóvenes que buscarían su sed de venganza social ante lo que consideran desigualdades ancestrales y que sin más ni más podrían secuestrar con la complicidad de la impunidad reinante en nuestra tierra el vehículo ante la impotencia del dueño del mismo.

Pero bueno, vamos a esta realidad, Noruega un país con casi cinco millones de habitantes, con un nivel de vida envidia de muchos en el mundo, con un salario mínimo de alrededor de 50 mil pesos mexicanos mensuales, pero de ahí habría que pagar impuestos que van desde el 26 por ciento, un IVA del 24 por ciento, casas que mínimamente cuestan 8 millones de pesos las más sencillas, una gasolina por arriba de los 25 pesos es litro, una seguridad social en la que se pagan al menos 3600 pesos al mes por recibir los servicios, en caso de que los servicios costaran más de esa cantidad el estado lo paga al final del año.

Algunas de las poblaciones que he visitado están compuestas de al menos unos400 habitantes, los niños no los veo por ningún lado, parecen pueblos desiertos, donde ancestralmente vivían de la pesca y ahora viven del petróleo, del turismo y aún de la pesca.

Donde ancestralmente los antiguos vikingos surcaban los mares en frágiles barcas que provocaban miedo en el mundo marítimo de la edad media, las poblaciones eran prácticamente abandonadas por los hombres y solo vivían en ellas mujeres niños y ancianos, donde las mujeres se encargaban por meses de mantener el hogar, de construir sus casas de protegerlas ayudadas por los niños, que se convertían en hombres a los 12 años ya que a esa edad entonces se iban a la mar con el padre y convertirse diametralmente entonces en hombres.

Cuentan que la familia era totalmente monógama, hasta que alrededor del siglo XVIII los Vikingos aprendieron en algún lugar que se podían tener mas mujeres y entonces se construyeron casas para las amantes, la casa principal era para la familia y una casa enfrente era construida para las amantes que ayudaban a la mujer principal en las labores de la casa y del campo y pesca cercana.

Las casas vikingas eran realmente hermosas y funcionales para la época cubiertos sus techos de una corteza de árbol, que a su vez eran cubiertas por pasto en techos de dos aguas y con madera en sus paredes.

Los paisajes de grandes árboles, lagos, fiordos, mares con sus cumbres nevadas son simplemente incomparables, aunque podríamos darle el toque de los Azufres, de la zona oriente de nuestra tierra.

Pero insisto recordando los años luz que nos faltan para alcanzar la cultura turística de esta gente. El respeto a la naturaleza, el respeto al agua, que por todos lados brota como sí con una varita mágica con solo tocar el lugar encontráramos el vital líquido, el respeto a los mismos humanos, esto último creo lo más importante, cuando nos respetemos nosotros, el mundo y la vida empezará a cambiar para nosotros.

Articulista: Ignacio Martínez

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