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Crecí pensando en Venezuela como un lugar muy especial, pensar en Venezuela, era pensar en su poderío petrolero y en un nombre que era sinónimo del poder dictatorial en la tierra de los indígenas Arauco.
Pensar en Venezuela era también pensar en la tierra de Simón Bolívar su máximo héroe, el hombre de aquella frase “Si se opone la naturaleza lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca” .
Aunque de pronto me encantaba pensar morbosamente en que seria de la historia si se hubieran conocido Morelos, Hidalgo, Napoleón, Bolívar y San Martin, impresionante solo de pensarlo no? Y bueno si se trata de seguir siendo morbosos, imaginen ustedes el cuadro donde estuviera también Alejandro Magno, aunque claro serian muchos, pero muchos siglos de diferencia cuando en los primeros hombres solo los separaban miles de kilómetros.
Entramos por el puerto de La Guaira, el calor era totalmente pasable, pero las condiciones del puerto se me hicieron en principio lamentables, oscuras, con mal mobiliario, mal olor, viejo, totalmente pasado de moda, mostraba una pobreza total al hablar del puerto de la nación mas poderosa petroleramente hablando en la región, aunque alguien podría decir que lo modesto de las instalaciones del puerto tal vez eran producto a mostrar con esa modestia que en esta tierra no se utilizaba mal el dinero, sin embargo creo que en todo la primera impresión es relevante y Venezuela no me la dio al menos a mi.
Abordamos un autobús también muy modesto, nada que ver con los autobuses de primer mundo con aire acondicionado funcionando adecuadamente, un chofer que me parecía relativamente sucio, aunque la guía una mujer encantadora, con una ganas de agradar a todo mundo y saludando a todo aquel que se encontraba a su paso en el puerto de La Guaira.
El recorrido muy incomodo por cierto en el autobús tardo al menos una media hora en llegar a Caracas, atravesando a través de un túnel mal iluminado y sucio la cordillera que separa el mar caribe venezolano de la capital bolivariana.
Cuando le hemos travesado empecé a observar la propaganda política de Hugo Chávez por todos lados, para donde uno volteaba esta su rostro, obviamente no tardamos mucho en preguntar el grupo de una veintena de turistas entre colombianos, peruanos, brasileños y mexicanos por como se vive en Venezuela, salario mínimo de unos 250 dólares, 46 por ciento de la población no voto por Chávez, 54 por ciento si, se imaginaran ustedes la polarización que existe, gasolina es la gran ventaja para según esto aun no haya caído Chávez, llena usted su tanque de gasolina del automóvil pagando entre 3 y 4 dólares, eso no se toca, aunque los precios de los productos básicos están por las nubes según la guía, el costo de la comida en un restaurante modesto ha sido de casi unos 30 dólares aproximadamente, nada debajo de cómo podría haber pensado, viviendo en una tierra de oportunidades gobernadas por el señor Chávez, curiosamente se me ocurrió preguntar si sabían del estado de salud del Presidente y cual fue mi sorpresa, cuando me di cuenta que no sabían mayor cosa, la radio, tv y periódicos en su mayoría estaban controlados por el “régimen de libertades” y mucha gente ni tan siquiera sabe que su presidente se encuentra enfermo, mas bien se dan cuenta por lo que se dice en los medios colombianos que llegan por aire a Venezuela.
Una ciudad sucia, donde esta prohibido tomar fotos a la casa presidencial, por seguridad!!! Por Dios!!!
Un país que tiene un horario totalmente ajeno al mundo exterior, resulta que hace algunos años un Ministro del equipo de Chávez descubrió que el sol produce en los niños efectos de desarrollar la inteligencia, por lo tanto, se tomo la decisión desde el nivel central del Gobierno se atrasara media hora el horario en relación al mundo occidental para de esa manera tener niños inteligentes, ignoro cual seria mi mirada cuando la guía intentaba explicarnos esto, ya que rápidamente nos dijo, “créanme que a mi me da mucha pena decirles esto, porque ustedes que han de pensar de nuestro país, que así somos todos de pendejos y disculpen la palabra, eso supondría que en Noruega, en Suecia o en Canadá hay niños tontos y los niños de África por estar mas en contacto con el sol son los mas inteligentes del mundo, pero bueno, así vivimos no lo podemos evitar por lo menos hasta ahora”.
Parecería increíble que suceda esto en pleno siglo XXI, pero sucede y no vayamos tampoco mas lejos cuando existe en la plaza del Libertador Simón Bolívar una llamada “esquina caliente”, en donde un grupo de adultos, algunos de la tercera edad, le gritan a la gente que trae ropa que pudiera parecer de origen de los Estados Unidos, tenis marca Nike, jeans Levis, yankies!! Anti patriotas! Imperialistas!
En el grupo donde me encontraba una hermosa e inteligente mujer colombiana fue atacada verbalmente por estos “hombres democráticos” por el hecho de tomar algunas fotos de personas a los pies de la estatua del Libertador, cuando por ningún lado existe algún letrero que nos diga que esta prohibido hacer una foto, los adultos mínimo pidieron que nos fuéramos del país, ante la falta de respeto a la estatua, imposible hablar con ellos, imposible intentar dialogar, de pronto pensé en aquellos mexicanos que siguen a su Mesías y que un no, o una critica en contra es automáticamente colocarlos como sus enemigos, esta gente me sugirió algo parecido.
Pregunte por la actitud de los jóvenes, los jóvenes de la Universidad Publica mas grande de Venezuela, extrañamente me dijeron que están en contra de las actitudes de su Presidente, extrañamente pensé, un país con jóvenes que son anti revolucionarios?
En las calles no vi muchos jóvenes y ha sido tal vez producto de que la camine un uno de enero de 2013, pero observe pobreza, edificios antiguos, parecería habría visto una película con imágenes de los setentas u ochentas de Caracas, nada ha cambiado en sus edificios aunque el cambio principal es el abandono por la revolución.
Desafortunadamente muy decepcionante esta parte de Sudamérica y lo siento sinceramente por los venezolanos, desde mi punto de vista externo no merecen vivir como viven, aunque recuerdo aquella frase que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y todo indica que al menos hasta hoy, esto es lo que se merece Venezuela.
Articulista: Dr. Ignacio Martínez
