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Quienes detentan el poder en México han convertido al país en un sembradío de muertos: CCB

Morelia, Mich., noviembre del 2012.- Quienes detentan el poder en México han convertido al país en un sembradío de muertos, denunció Cuauhtémoc Cárdenas Batel, vicepresidente del Festival Internacional de Cine de Morelia, quien  agregó que “nos han obligado a regar con lágrimas y del que sólo han logrado cosechar amargas tristezas”.

En la inauguración del   décimo aniversario del Festival Internacional de Cine de Morelia, Cárdenas Batel dijo que “siguen pensando que encontrarán soluciones a los problemas atacando solamente las consecuencias sin atender las causas, cierran los ojos ante la falta de oportunidades para los jóvenes, ante un campo devastado, ante el hambre y la miseria y desde luego ante los cadáveres de decenas de miles de mexicanos”.

Transcripción completa del discurso:

Me da mucho gusto ver aquí a tantos amigos, a tanta gente querida y a tanta gente a la que tengo mucho que agradecer por haber venido a celebrar el cumpleaños de Alejandro Lubezki y de pasadita a la inauguración del festival, pero antes de empezar a hablar de los presentes, quiero referirme a las ausencias a las que este festival y yo en lo personal tanto debemos.

Recordamos con cariño al maestro Alfredo Joskowicz, quien como director del IMCINE apoyó el nacimiento de este encuentro; a Gustavo Montiel, amigo y maestro de tantos y a nuestro querido Pedro Armendáriz, quien en lo personal me distinguió con su amistad desde hace muchos ayeres, amistad que se reafirmó en los días difíciles de 1988, en los que pronunciarse por una causa democrática entrañaba riesgos que esperamos nunca se repitan. En esos días conocí al Pedro solidario, generoso y comprometido y al mismo tiempo descubrí en él la enorme pasión que sentía por la actuación, el cine y por las historias que había vivido y que contaba aderezadas con su muy particular estilo que convertía la más insignificante anécdota en una aventura. Pedro tendrá siempre mi gratitud por sus consejos y por las infinitas veces que me hizo reír.

Dos ausencias más nos duelen profundamente. Joaquín Rodríguez, amigo querido, sabio del cine y colaborador necesarísimo. El festival extrañará siempre su entrega a este proyecto y su altísima presencia amable, en la oficina, en las salas y sobretodo en la vida. La partida de Joaquín nos deja un ejemplo que estamos obligados a honrar. Y se nos fue Jaime, Jaime Ramírez Villalón, que al igual que yo fungía como vicepresidente del festival. Con Jaime las historias son infinitas y no me detendré en ellas, solamente puedo decir que en cada una estuvieron siempre presentes su generosidad y su alegría. Jaime quiso mucho a este proyecto desde sus inicios y lo impulsó con dedicación, lo que hoy somos no hubiera sido posible sin él, y aunque sus carcajadas ya no alegrarán el vestíbulo del cine y las comidas de Tzintzuntzan pierdan sentido sin ese gran anfitrión, pueden estar seguros -en primerísimo lugar su esposa Pilar y sus hijos Pilar, Mariana, Natalia y Jaime- que el espíritu de Jaime estará presente siempre, en cada butaca, en cada pantalla y en cada evento mientras este festival exista. Y es precisamente a Jaime Ramírez a quien de manera cariñosa hemos querido dedicar esta décima edición.

Quiero agradecer a todos por estar aquí, y por permitirnos llegar al número diez, y si estamos celebrando diez ediciones se debe a la generosidad de ustedes y de muchos más. Gracias al gobierno del estado de Michoacán, gracias gobernador Fausto Vallejo por el apoyo que desde un inicio, como presidente municipal y hoy desde el ejecutivo estatal, nos ha dado; gracias también a los gobernadores que le precedieron, Leonel Godoy y Lázaro Cárdenas Batel quien colaboró con entusiasmo en la creación de este encuentro. Gracias al Ayuntamiento de Morelia, al presidente municipal Wilfrido Lázaro Medina y a quienes le antecedieron en la presidencia. Gracias a Cinépolis, a todos sus trabajadores y directivos por el entusiasmo. Gracias al CONACULTA y al IMCINE. Gracias al Ayuntamiento de Pátzcuaro. Gracias a las instituciones, empresas y personas que en gran número se han puesto la camiseta del festival. Gracias a los medios que nos han cubierto en estas diez ediciones. Gracias a quienes desde cualquier posición hacen posible el cine por darnos el privilegio de mostrar su trabajo aquí y gracias sobre todo al público que asiste a las funciones porque son nuestra razón de ser y a ellos nos debemos.

Ahora me tomaré la licencia de expresar unos agradecimientos muy personales también por estas diez ediciones. Gracias al equipo de colaboradores del festival que cada día de cada uno de estos años ha entregado su trabajo con responsabilidad y con cariño. Es un honor ser parte de este grupo. Gracias Daniela y Alejandro por tantos años de aprender de ustedes, los quiero y los respeto profundamente y estoy seguro que los años y festivales que nos esperan por delante serán tan ricos en experiencias como lo han sido estos primeros diez. Y como hay que ser justos con aquellos que nos apoyan desde lugares del corazón, gracias a las familias de todos los miembros del equipo del festival por la permanente solidaridad, gracias Virginia adorada, Pablo y Cuauhtémoc por el amor y el aliento y gracias Celeste y Cuauhtémoc porque sin ustedes yo no hubiera sido posible, pero sobre todo gracias por enseñarme a nunca quedarme callado y a pensar en libertad.

Y porque me enseñaron también que lo cortés no quita lo Cuauhtémoc, me siento en la obligación de referirme a estos años en que el festival se ha desarrollado. De 2003 para acá México ha cambiado profundamente, tan profundamente que se encuentra hundido en un océano de violencia donde los únicos que parecen salir a flote son aquellos que se valen de la fuerza y del dinero para hundir a otros.

Quienes detentan el poder en México han convertido al país en un sembradío de muertos que nos han obligado a regar con lágrimas y del que sólo han logrado cosechar amargas tristezas. Aún así siguen pensando que encontrarán soluciones a los problemas atacando solamente las consecuencias sin atender las causas, cierran los ojos ante la falta de oportunidades para los jóvenes, ante un campo devastado, ante el hambre y la miseria y desde luego ante los cadáveres de decenas de miles de mexicanos. Es incómodo, y tal vez hasta atípico, hablar de esto en un festival de cine, pero la comunidad cinematográfica no vive en una burbuja aislada ni es inmune a la violencia y si a quienes son responsables de esta situación no les gusta el tema solamente les puedo decir lo que dijo Tin Tán, «pos no habían de ser, pa’ no andárselos diciendo…»

«La respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro «dijo sabiamente el presidente Juárez.

Este festival demostró en el año 2008, después de los arteros ataques que sufrió la población de Morelia el 15 de septiembre, que la cultura es una respuesta contundente a la violencia, que en la cultura el ciudadano encuentra espacios de reflexión y discusión que ayudan a construir una sociedad justa y libre, una comunidad amorosa de mujeres y hombres alejados de la barbarie. Las artes nos enseñan que hay más valores que el valor agregado y más patria que el dinero. Ya lo dijo Juan Antonio Corretjer, el poeta puertorriqueño detenido en la cárcel de La Princesa por defender, él si, a su patria ultrajada:

«-La Patria es la hermosura
con que yergue su mágica escultura
la letra, el libro, el verso,
y, vestida de gloria
verla cruzar la historia
hasta la plenitud del Universo.

-Tomar su cardiograma
y ver cómo le inflama
la salud los rubores.
Besarle su bandera,
soñarle su quimera,
amarle sus amores.»

Todos los muertos duelen, sin importar las circunstancias en que han perdido la vida, todos dejan deudos, por eso desde aquí levantamos la voz contra la violencia, venga de donde venga, para que los que matan dejen de matar, porque a este reguero de muertos ya no se le puede llamar patria.

Quiero finalizar recordando unas palabras de esperanza, palabras en las cuales, estoy seguro, se inspiran los hechos que veremos en la película de hoy. Era el 11 de septiembre de 1973, se consumaba en Chile un golpe de estado encabezado por un grupo de criminales, Radio Magallanes transmitía lo que serían las últimas palabras públicas de un estadista ejemplar comprometido con su pueblo:

«Seguramente Radio Magallanes será acallada -dijo Salvador Allende- y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
    «El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
    «Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.»

 

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