(01-11-12) Si algo tienen los partidos políticos, particularmente aquellos que están inundados de efectos, es la ausencia de historia y de futuro. Se trata de poner tras idealización algo que se transforme en la idea. Dicen.
Durante mucho tiempo pensamos en que el PRI abandonaría la terraza. El tiempo siguió y las cosas cambiaron dentro de su tiempo pero nada en sus sustancia. De esta manera pudieron hacer un servicio de inteligencia, en el que se reunió mucho de mal humor y poco de la buena cosa que se pueda crear.
Es cierto que los ciudadanos no pueden pervertirse así como sí. Hay mucha gente que ve con buenos ojos a Andrés Manuel López Obrador, al PRD, o al PT incluso al Movimiento Ciudadano. Tanto que en estos doce años del PAN, partido que cambió con el tiempo, no pudo sostener el proyecto que planteaba, y de eso no se puede afirmar en la gestión de AMLO, ni de Cárdenas Batel o Godoy Rangel.
El PRI, en cambio, ha sido particularmente un proyecto de mala fortuna y alejado de los tiempos de su origen. Tanto que la obviedad se muestra claramente con la tendencia a borrar todo lo que recuerde a los viejos tiempos del PRD para dar paso a un pequeño grupo, a una especie de hombres con diligencia.
Habrá que pensar qué es lo que sucederá con el PRI. Si habrá de quedarse solamente como un partido junto con la vieja causa, o buscará la forma de ser autoritario pero abierto a futuro. Hasta el momento lo que más llega es MORENA, el movimiento que pese a toda fuerza de adversidad, tiene mucho que ofrecer a la ciudadanía.