Nocupétaro, Mich., 31 de octubre de 2012.- Para José María Morelos, la guerra fue sólo un medio para alcanzar un Estado constitucional y no como en la actualidad, que ese término se utiliza en contra de todo lo que nos amenace, afirmó el rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Salvador Jara Guerrero, al fungir como orador oficial en la ceremonia por el CCII Aniversario del Levantamiento en Armas del Cura Morelos.
En la plaza principal de este municipio, el rector nicolaita recordó diversas etapas de la vida de Morelos y enfatizó que ahora, más que nunca en México, debe seguir vigente ese anhelo de privilegiar la resolución de conflictos a través del derecho y no de la beligerancia.
Subrayó que personajes como Morelos, “se sometieron estoicamente a los horrores de la guerra para legarnos el espíritu constitucionalista de libertad e igualdad. No debemos menospreciar esta heroica herencia”.
Ante representantes del gobierno estatal y del ayuntamiento, encabezado por el alcalde Gonzalo Nares Gómez, el titular de la Rectoría insistió en que actualmente, “cuando parece, por lo menos en el discurso, que la solución a los problemas está en una ´guerra´ contra todo aquello que nos amenace, cuando la violencia tiene una voz más fuerte que el Derecho, cuando parece que el capricho de unos pocos puede someter a las mayorías y a la propia Constitución, a las leyes o puede mermar la autoridad legítimamente constituida, es cuando debemos replantear hacia dónde vamos”.
Subrayó que el problema de la anarquía de las minorías que tanto desvelo le causó al Generalísimo sigue vigente 200 años después, y por lo tanto es momento para reflexionar: ¿Cómo armonizar las pretensiones de unos cuantos con los derechos de otros muchos? ¿Cómo acotar los “caprichos” de minorías irracionales?
Insistió en que es momento de moderar impulsos egoístas de hacer prevalecer, a toda costa, la visión individualista a ultranza que tenemos cada uno de nuestro “derecho”. Debemos abrir nuestra conciencia a los derechos de los demás, al bien común. Reconocer los puntos de coincidencia y respetar las divergencias. Rescatando el ideal de paz social y convivencia armónica para lograr la felicidad.
Reconociendo en el espíritu moderado del humanista Morelos, y los principios y valores que sustentan nuestra Patria, dijo, es necesario renunciar al impulso egoísta de imponer por la fuerza o la violencia los intereses particulares.
Salvador Jara Guerrero agregó que “No es pisoteando los derechos ´del otro´ como se alcanza la efectiva garantía del derecho propio. No es violentando la ley para acallar minorías incómodas en detrimento del bien común como tendremos paz, justicia y bienestar. Temamos la anarquía como lo hizo Morelos y continuemos la construcción del futuro anhelado por José Ma. Morelos para México, un futuro sólidamente fundado en buenas leyes que fomenten la responsabilidad compartida, la justicia y la equidad y den paz y bienestar a todos los mexicanos”.
Puntualizó que en esta fecha se recuerda el día en que José María Morelos, acompañado por los hoy llamados héroes de Nocupétaro se integraron el ejército del Sur. Ese fue el día en que el cura, de espíritu ilustrado y conciliador, decide defender la independencia de esta Nación.
Morelos, apuntó, era un convencido del cumplimiento de la ley y de las responsabilidades contraídas, pero también que un pueblo no puede vivir en paz ni con bienestar si se conduce con normas impuestas y obedece a intereses ajenos. Sabía que la dependencia de España y el sometimiento del rey español a los franceses eran la causa más importante de la infelicidad de los americanos.
Sus estudios y su vocación sacerdotal lo inducían a una actitud conciliadora alejada de las armas y mucho más orientada a la reflexión y a las labores del conocimiento, de las que debió haber abrevado en su paso por el Colegio de San Nicolás Obispo.
Añadió que era un hombre interesado en los cambios pacíficos y en la búsqueda de normas y reglas claras que permitieran la convivencia justa, de esto pueden dar fe su tránsito por las parroquias de Carácuaro y Nocupétaro. La lucha de Morelos no fue un movimiento sin sentido o un fin en sí mismo, el uso de la fuerza era algo transitorio, el objetivo de la batalla por la independencia era la formación de instituciones que dieran paz y prosperidad a la nueva nación; muestra de ello son los Sentimientos de la Nación, declaración de principios, donde Morelos expresaba claramente su voluntad de que la lucha se materializara en un Estado, donde los espacios para la resolución de conflictos fueran por la vía de un nuevo orden más equitativo y justo.
Su lucha fue de principios e ideas, la beligerancia no sería permanente, sino una etapa para establecer una paz duradera. Para Morelos, las armas deben ceder su lugar a las leyes por eso, aún durante los momentos más crudos de la guerra, su pensamiento estuvo puesto siempre en consolidar un orden constitucional que diera cauce a los ideales que detonaron la revuelta. La responsabilidad compartida, la justicia social, la equidad y la libertad deberían tener un anclaje fuerte y duradero en el ideario americano.
Morelos, como hombre de su época, vio en la constitución el mejor mecanismo para dar forma y contenido a la nación en surgimiento, y propone, en el texto de Apatzingán, un nuevo contrato social para esta América independiente fundado en los principios de igualdad, libertad y justicia social.
En sus textos Morelos deja ver que la guerra es algo temporal, un medio para llegar a un fin superior, por ello, gran parte de sus esfuerzos tendieron a dar orden al movimiento insurgente y a brindar de un marco jurídico y constitucional a la nación en surgimiento.
El cura de Carácuaro toma las armas como último recurso para poder establecer límites al abuso arbitrario de los españoles. Sin embargo, su vista siempre estuvo por encima de la refriega, siempre miró como el águila de sus escritos hacia el horizonte de la legalidad.
La guerra fue entonces sólo un medio para alcanzar un Estado constitucional.