El nuevo estudio incluyó a reclutas jóvenes de la Academia de Interpretación de las Fuerzas Armadas Suecas, que pasaron de no tener ningún conocimiento de un nuevo idioma a hablarlo con fluidez en un plazo de trece meses. Los reclutas estudiaron a un ritmo furioso: desde la mañana hasta la tarde, los días de semana y los fines de semana.
Los reclutas fueron comparados con estudiantes de medicina y ciencias cognitivas de una universidad (el grupo de control), que también estudiaban mucho, pero que no aprendían un nuevo idioma.
Ambos grupos se sometieron a IRM cerebrales antes y después de un periodo de estudio intensivo de tres meses de duración. Los escáneres mostraron que la estructura cerebral del grupo de control permaneció sin cambios, pero ciertas partes de los cerebros de los estudiantes de idiomas crecieron.
Este crecimiento se observó en el hipocampo, una estructura que tiene que ver con el aprendizaje de material nuevo y con la navegación espacial, y en tres áreas de la corteza cerebral.
Entre los reclutas, los que tuvieron un rendimiento naturalmente alto en el aprendizaje del nuevo idioma mostraron un mayor crecimiento en el hipocampo y en las áreas de la corteza cerebral relacionadas con el aprendizaje de idiomas, mientras que los que tuvieron que esforzarse más por aprender un nuevo idioma tuvieron un mayor crecimiento en un área de la región motora de la corteza cerebral, hallaron los investigadores.
«Nos sorprendió que distintas partes del cerebro se desarrollaron a distintos grados, dependiendo de qué tanto rendían los estudiantes y cuánto esfuerzo tenían que dedicar para mantenerse al día en el curso», señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Lund Johan Martensson, investigador en psicología de la universidad, en Suecia.
Martensson anotó que investigaciones anteriores han indicado que las personas bilingües y multilingües desarrollan la enfermedad de Alzheimer a una edad más tardía.
«Aunque no podemos comparar tres meses de estudio intensivo de un idioma con toda una vida de bilingüismo, muchas cosas sugieren que aprender idiomas es una buena forma de mantener el cerebro en forma», apuntó Martensson.
El estudio aparece en la edición del 15 de octubre de la revista NeuroImage.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Lund University, news release, October 2012