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Por Víctor Ardura
(18-1012) El expediente de los normalistas fue realmente atendido, con toda certeza, por el gobierno del estado, aunque el caso en toda forma es cosa del gobierno federal y en todo este embrollo: una disputa del secretario de educación, José Ángel Córdoba Villalobos.
Alrededor de las siete de la noche de ayer se pudo leer la última liberación de veinticuatro normalistas, con lo que se cuentan setenta y cuatro encerrados.
Por sí fuera poco, la CNTE se plantó en el centro histórico como una manera de protestar contra el inminente sentido de orden de Fausto Vallejo. Este hombre, ejecutivo cada que puede, dio declaraciones que pesan mucho, demasiado, a la hora de medirlas.
El conflicto es tan simple, que existen demasiadas defensas que meter a favor de los normalistas.
La situación está lejos de acabar. El gobierno tendrá que llegar a acuerdos tanto con la demanda de los normalistas, como con quienes le entraron en una dinámica de daños a terceros que todavía continúa.
Por si fuera poco, quedan los restos de lo opaco que resulta la actividad de comunicación social de colaboradores y trabajadores de Fausto Vallejo, quienes inciden en la opinión pública con violentos mensajes. Tal es el caso de Christopher Tapia que arremetió con lenguaje soez un mensaje en contra de los normalistas.
Quedan setenta y cuatro encarcelados, todavía. Es probable que el gobierno suelte todavía a algunos. Así están las cosa: una tarea real entre el gobierno y los educadores.
