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Por Víctor Ardura
(16-10-12) Efectivamente el clima en Michoacán es notoriamente rojo, que no rojillo. El gobierno del estado decidió combatir con arma dura las manifestaciones de los normalistas y algunos maestros, incluidos el líder y exlíder de la CNTE. Fue un día torpe, si lo nombramos amablemente.
El último tema: la detención de Jorge Cázares Torres y Juan José Ortega. Antes que ellos, alrededor de doscientos estudiantes fueron detenidos, y no se percibe bien en dónde se encuentran todavía. Atentan contra los manifestantes la policía estatal y federal.
El asunto es que los muchachos estuvieron ocupando continuamente los puestos de paso y las vías de circulación vehicular terrestres federales. Se habla de que se destruyeron vastantes vehículos automotores con un número de diez a uno los detenidos en Tiripetío, Cherán y Arteaga.
La situación no se encuentra suficientemente conformada; el tema de Tiripetío y los otros municipios esta ampliamente difundido en los diarios, un movimiento que cuenta en su haber con el apoyo de años de presión. Su política de comunicación es activa, y el gobierno siempre había sido portador de buenas salidas, hasta ahora.
El boleto convertido en armas de uso, y decimos armas porque seguramente eso tendrán en exceso estos movimientos. ¿Consideran ustedes como buenas las formas y estrategias del uso de la fuerza del estado, tanto local como federal, cuando se hace uso del derecho a la manifestación?
Todo el día fue de colisiones severas contra los estudiantes. El asunto fue dejar una advertencia, esta estatua encendida, en contra de las negociaciones de otros años. ¿Se dirá que las cosas en este esfuerzo serán para bien, según apreciaciones de los gobiernos?
