(11-10-12) Los órganos monumentales, con cierta historia y determinado prestigio internacional, son descuidados, dejados, abandonados a su suerte indigna. Pasa el tiempo y el prestigio que tendría el monumento patrimonio cultural de la humanidad, se queda en cosa, un algo dañado por el tiempo.
Un caso entre muchos y podríamos citar a esas flautas que fueron sustituidas por tubos de PVC pintados de dorado para dar una buena impresión a la vista superflua. Hablamos del órgano tubular del siglo VXIII del templo de las Rosas.
El diario Cambio publicó una excelente nota que toma como detractor al párroco Xavier Andaluz Aguilar. Este hombre de iglesia, sin tatuajes, remite un sin fin de recuerdos sobre autoridades religiosas y estatales que no esconden su poco interés por la restauración en forma de este monumento y los pone a temblar.
Es realmente lastimero ver cómo habla de la iglesia, del órgano musical y del cambio que necesita y no llega de gente como Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia y patronatos de diversa índole. Con expectativas semejantes en el cuidado del arte sacro queda la pregunta para el resto del desarrollo del arte: ¿Qué podemos esperar?