Girando el balón

Crónica Chilanga por Jimena Quintana.- 

La historia del futbol en América Latina tiene sus orígenes en el siglo XIX, cuando algunas élites locales lo trajeron al continente para seguir formando parte de las costumbres europeas. Pero es tal el embrujo que una esfera de cuero tiene sobre las personas que poco a poco se fue masificando la práctica de este fascinante deporte. No importa en dónde te encuentres, o de dónde seas, la ciudad o el campo, siempre podrás conseguir una pelota o hacer adaptaciones -como los frutsis rellenos de papel- para poder jugar. El futbol ha sido uno de los deportes más practicados en las sociedades tercer mundistas porque es barato, sencillo de aprender  y fácil de jugar.

El futbol ha sido el deporte más popular entre los mexicanos por décadas. Es parte de una realidad que se vive a diario, tanto que es un tema polémico –y por ende que debiera evitarse- en muchas de las conversaciones cotidianas. Las calles en todo México están inundadas con niños y jóvenes que portan vistosamente una playera de su equipo favorito, ya sea nacional o internacional. Es uno de los medios de cohesión social, identidad nacional y de homogeneización cultural. Los niños mexicanos suelen hacer más amigos a través de una “cascarita” a la hora del recreo. Los hombres oficinistas salen de su horario habitual,  de 9 am a 6 pm, para integrarse en el clásico equipo de la empresa.  El sueño de muchos niños -algunos mayores de 15 años- es ser jugador profesional, pues esto supone el éxito, la gloria, es ser un héroe hasta nacional. A través del futbol se mueven políticas, influencias, dinero, poder y mucha pasión. Es parte de nuestra realidad social.

Esta semana, en el Zócalo capitalino, se lleva a cabo un torneo de este destacado deporte como parte de las actividades de promoción social que llevan a cabo algunas fundaciones mundiales. Es la Copa Mundial de Personas sin Hogar (Homeless World Cup). Este torneo comenzó en Graz en 2003 con la finalidad de dar vivienda a personas de todo el mundo, que no cuentan con un hogar y que se encuentran en situación vulnerable, a través del futbol.

Son 73 organizaciones internacionales asociadas, entre ellas la fundación Telmex, las que proporcionan entrenamiento futbolístico  y de gestión, con el objetivo de dar apoyo a personas no solo sin hogar sino en condiciones marginales como niños de la calle o con alguna adicción como las drogas o el alcohol. Buscan involucrar e impactar positivamente en la vida de personas en condiciones desfavorables en todo el mundo, pues la desigualdad social no entiende de fronteras.

Son tres las canchas de futbol instaladas en la plancha del Zócalo con sus respectivos marcadores. Cada encuentro es de 15 minutos y reúne a más de 64 países de todo el mundo.  El ambiente es como en cualquier estadio, hay banderas, porras, pasión desbordante. La gran diferencia es que es un ambiente muy cordial. Después de ser arrollado, como resultado de una de las tantas jugadas duras que hay en un encuentro, el polaco Bartkowiak levantó a un mexicano con tanta gentileza que se llevó los aplausos efusivos de todos los asistentes.

La selección mexicana, tanto varonil como femenil, ha tenido un gran papel en esta copa, son líderes del certamen. Son niños y niñas que están jugando, que están siendo felices. Uno de los argumentos más reiterativos en contra del futbol es que es el opio del pueblo. Quizás lo sea, pero cuando se aprueban reformas laborales, cuando no encuentras trabajo digno, cuando no tienes qué comer, ¿quién puede ser tan duro no comprender y para juzgarte por tomar una pelota e invitar al vecino a jugar una partidita de futbol?