Por Víctor Ardura
El hijo de Humberto Moreira, José Eduardo Moreira, unos asesinos de un grupo de narcos lo mataron con un par de balazos en la cabeza.
El asunto es que José Eduardo era un muchacho sin vínculo con la política ni con redes delincuenciales. Era un joven que no tenía un año de casado y que, además, era altamente considerado.
El exgobernador de Coahuila, un hombre que hizo lo que hizo, que tuvo que abandonar la dirección nacional, tiene ahora que enfrentar este asunto que es el más alto del costo político y humano.
El juego que tuvo que pagar el que fuera gobernador de esa entidad, gobernada ahora por su hermano quien ha pagado un precio muy alto en la conducción administrativa estatal, ayer estuvo en una posición agotadora, misma que se condujo hoy en el momento de enterrar al hijo.
En el funeral del primogénito, del muchacho sin nexo alguno con la administración de quien fuera su padre, habrá que pensar el por qué de esta muerte. Seguramente lo hicieron por algo, eso es seguro. Por legar un muerto que deja mucho en la condición de Humberto Moreira.
Descanse en paz José Eduardo Moreira Rodríguez.