Por Jimena Quintana.- Las ciudades suelen ser pensadas como los lugares de mucho ajetreo, poca privacidad, y menos tranquilidad. Son los sitios donde la vanguardia suele aterrizar, sea ésta propia o importada. Para la mayoría de las personas que no viven en una ciudad, poco imaginan sobre las actividades que los citadinos utilizan para relajarse. Hay incluso chistes que ponen de manifiesto que la mejor manera de averiguar si alguien es del Distrito Federal es verlo caminar, pues si este camina aprisa y echando de vez en vez una mirada hacia atrás, para saber si no lo siguen, la ciudad es indudable su lugar de procedencia. Sin embargo algunas de las calles y avenidas de nuestra ciudad fueron creadas para que los residentes de esta ajetreada urbe pudieran dar un paseo y relajarse de los fines de semana.
La colonia Roma fue fundada a principios del siglo pasado. Según el historiador José de E. de Iturriaga, un cirquero inglés llamado Walter Orrin y un payaso de nombre Ricardo Bell, tuvieron tanto éxito con su espectáculo en el Circo Orrin que pudieron comprar la hacienda de la romita, para posteriormente fraccionarla y nombrar a sus calles como los lugares donde más habían sido aclamados: Puebla, Colima, Guaymas, Michoacán, etc.
La Colonia Roma fue pensada para las familias más acaudaladas de principio de siglo, por lo que sus casas y sus calles tienen un estilo arquitectónico ecléctico, pues es la mezcla del gótico, el neogótico y otras escuelas arquitectónicas. También se puede apreciar entre sus construcciones estilos de vanguardia para la época como el art nouveau.
Pero una de las avenidas más hermosas que sirve hasta la fecha como paseo por su extenso camellón, es la Avenida Jalisco, hoy llamada Avenida Álvaro Obregón. Este precioso corredor cuenta con fuentes y esculturas que son réplicas de la Venus de Milo, de la Venus de Medicis, de San Sebastián, de Doríforo y de Sátiro y Amor, pero también podemos encontrar réplicas nacionales, creaciones maravillosas de la Escuela de San Carlos. Siendo la colonia de estilo europeo, este corredor no podía ser la excepción. Fue construido a semejanza de los bulevares parisinos, por lo que hay dos hileras de árboles a los costados y para adornar el paisaje, las farolas son de estilo art noveau.
A los costados de la avenida, además de las magníficas edificaciones ya antes mencionadas, se encuentran los comercios. Si he logrado transmitir a ti lector el ambiente que ofrece la Roma, fácil te será imaginar los locales que se encuentran a los costados de la avenida. Los cafés son indispensables para todo buen recorrido y de estos hay en abundancia. Los hay para todos los gustos y presupuestos, hay librerías, restaurantes de todo tipo y tiendas que ofrecen artículos de lo más variado.
Los fines de semana se instala sobre el corredor un tianguis cultural, donde algunos vecinos de la colonia y otros artistas exponen sus obras, cuadros, esculturas, ropa, zapatos, música, libros y hasta hay a la venta antigüedades, como consolas, lámparas, teléfonos de los años 20’s, bicis, etc.
La colonia Roma tiene mucho que contar, y estas líneas solo pretenden ser una invitación para que se descubran sus historias. Si eres chilango sin duda la conoces, pero quizá la ves con ojos de cotidianeidad. En ese caso te invito a que eches un vistazo más aguzado, que te detengas, que te sientes en una de sus bancas y mires a tu alrededor, que seas un fisgón y observes a través de sus ventanas. Si no lo eres, si eres sólo un visitante, no te quedes en el centro histórico, que si bien es hermoso y trascendental, también puedes encontrar otras colonias que te pueden contar más acerca de por qué la ciudad de México es tan polifacética y surrealista. Descubre que la ciudad también te otorga lugares para relajarte, para buscarte y encontrarte.