Por Víctor Ardura.-
La reforma a la ley laboral es una tentativa a punto de naufragar. Propuesta por Felipe Calderón Hinojosa, con bastantes peros en la materia, por parte de trabajadores afectados, la propuesta ha despertado en los perredistas una negativa compacta.
El asunto es que también causa urticaria en los sectores centrales priistas. Es tan complicado que para el presidente Calderón sería un paquete aparte difícil de aprobar, pero no es así.
La reforma a la ley tiene bastantes puntos en contra. Digamos que es una iniciativa que de entrada fomenta el beneficio del gran sector empresarial, pero el minoritario.
Si nos desmenuzamos la iniciativa veremos con claridad que tiene más puntos en contra que a favor. El asunto ha quedado en la negativa por parte de las centrales obreras, a quienes hemos escuchado rechazar la propuesta.
Silvano Aureoles Conejo, líder de la bancada del PRD en la cámara de diputados, y Martí Batres, anunciaron ayer que defenderán a toda costa los derechos de los trabajadores. Es decir, su bloque rechazará esta propuesta.
Aureoles Conejo dijo algo que tiene fuerza de ideología,- algo que ha estado elaborando mucho en estos días-, “Estamos abiertos a que la reforma se elabore con las propuestas existentes. No vamos a permitir un albazo legislativo”.
Es una propuesta que no cierra la posibilidad de reformar esa ley, sino meterle elementos reales y consensados.
La iniciativa presidencial, tal como está elaborada, es un enorme desperdicio para la libertad sindical.
Si el PRI se pone a autorizar o a realizar algo similar, estará atentando contra las libertades trabajadoras. Y de eso no cabe duda.