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Por Víctor Ardura.-
Fue como si asistiéramos a una veranda del todo calculada y debidamente asistida. Los dos días en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dieron la nota en los medios públicos, los oyentes se quedaron con la idea de que no hubo nada que perseguir, que fueron unas elecciones si bien algo torcidas lo suficientemente brillantes y que el ganador de dichos comicios fue Enrique Peña Nieto.
Curioso: pese a que en estas elecciones había más cosas que discutir, más juicios que poner en entredicho, -el asunto de las tarjetas fue tan bochornoso y con pruebas a seguir-, que intentar decir que no hubo fraude sería tanto como mencionar que todo lo expuesto no fue más que un sueño.
Fue tan evidentemente unánime el fallo, que los magistrados del tribunal no tuvieron siquiera un dejo de imprudencia. No hubo siquiera la menor muestra de engaño ni de duda.
Esto produjo que el Movimiento Progresista pusiera las manos no sobre el tribunal sino encima de todo el proceso. Tanto el instituto como el tribunal unieron causa y cerraron polémica.
Sin embargo, hay toda una colusión de hechos que propician duda por lo dicho por el tribunal y lo aceptado por el instituto. Las pruebas que presenta el movimiento son varias, el movimiento hecho por las televisoras ostentoso, lo que se permeó en el instituto visible, las pruebas presentadas por el movimiento abundantes, que en cualquier otro país ya habría provocado la anulación.
AMLO continua la lucha
Algo ha de haber sucedido que Felipe Calderón y el mismo Peña Nieto apostaron a que López Obrador buscaría la violencia en vez de un estado de pruebas legales. No repetiremos lo que se dijo aquí sobre la medida política adoptada por López Obrador.
Vale la pena distinguir, sin embargo, que si bien el excandidato por las izquierdas no busca la amargura ni el encono colectivo, no será sencillo que deje abierta la puerta para la imposición.
López Obrador citó a la gente, a los partidos de izquierda, a los simpatizantes para una reunión en ocho días.
Ahí Andrés Manuel determinará las medidas a adoptar y las cosas que vendrán. Es obvio que lo que se aproxima no se ve como algo sencillo. La segunda fuerza del país, si aceptamos este estado de cosas, tiene suficiente fuerza como para poner en tela de juicio el poder del PRI.
Las pruebas anuladas por el tribunal, por el instituto, no pueden desecharse. Estoy de acuerdo: muchas son, o hay que asumirlas, como pruebas mínimas, pero otras se debieron admitir como contundentes para anular las elecciones, que un tribunal honesto valoraría.
Habrá mucho que entender, más que observar, otro tanto para valorar en los próximos días. El expediente no está cerrado, sigue abierto y se presentará interesante. Veremos.
Monreal aporta las pruebas
Por lo pronto la izquierda va trabajando duramente en el país. Ricardo Monreal dijo que promoverá un juicio político ante lo promovido por el tribunal. Esto implica una constante movilización por parte de la izquierda ante el asunto que promovieron celosamente los magistrados del tribunal.
También Silvano Aureoles Conejo, coordinador de la fuerza perredista, no desperdiciará su condición de segunda fuerza e acuerdos y leyes, que hagan de la izquierda una fuerza importante en el país.
Como sea, las cosas están escritas: ¿Cómo le hará el PRI para consensar acuerdos con la izquierda mexicana? Esa es una muy buena pregunta que merece una respuesta múltiple. Veremos si existe el efecto político para lograrlo.
