(15-08-12) En un oasis de paz, dijo Fausto Vallejo Figueroa al referirse a la visita del presidente Felipe Calderón Hinojosa. Fue una frase ciertamente desafortunada que intentó meter halago cuando no se lo merecía. La visita del primer mandatario, michoacano por cierto, se dio después de la muerte de por lo menos cinco policías federales, en Apatzingan, en una suerte de conflicto dirigido.
El gobernador fue puntilloso al declarar que su dicho se refería al esfuerzo que hace la Federación en su lucha contra el narcotráfico y las dificultades financieras que enfrenta su gobierno.
En Radio Fórmula, dijo el gobernador estatal que no fue una frase lambiscona o algo así. ¿Entonces escuchamos mal? Si el gobernador no emite ya no digamos una enérgica protesta, sino mas bien una especie de atributo a la figura presidencial, palabras obsequiosas al presidente, ¿Estamos ante lo sucedido en un oasis?
Lo acaecido el viernes pasado, esa especie de acción gangsteril que provocó muertes y zozobra en el lugar, es un hecho que evidentemente es de preocuparse y que mete duda en lo que están haciendo el gobierno federal y el estatal. Llamar con frases obsequiosas a lo hecho, discúlpenme, pero representa otra cosa.