Por Noemí Avilés.-
La elección ha terminado. Por muy diferentes que sean los resultados de las elecciones sabemos que existen dos realidades: la que algunos medios de comunicación insisten en hacernos creer, la opinión de algunos expertos sobre la importancia de la estabilidad del estado, y por otro nadie duda de la incidencia de viejas prácticas de compra del voto y otras lindezas para favorecer a un partido, a un candidato, conciencia de corrupción, de alteración y deformación la democracia.
De ahí que deba haber vigilancia del proceso de la elección porque existe un sector ciudadano importante de insatisfechos con los resultados en los comicios, electorado que, puede decirse, no es compatible con el Gobierno de Enrique Peña Nieto. Son ciudadanos que si bien desde antes denlos resultados de los medios públicos y oficiales manifestaron su claro repudio hacia el candidato, merecen claridad en harás de su participación en los comicios. Andrés Manuel López Obrador por su lado insiste en llegar a clarificar la elección por las ya demostradas anomalías con la compra de voto, esto mediante el justo ejercicio de la ley.
Hay diferentes puntos de vista y pruebas a través de los medios de comunicación, concretamente las redes sociales, que nos indican las diferentes formas de presión del Partido Revolucionario Institucional para abrir plataformas en diferentes medios en donde puso en juego la maquinaria del pasado pero con el anexo de la tecnología de punta y los convenios amarrados con empresas como Soriana que son la misma porquería que indica corrupción a gran escala. Este indicio puede adelantarnos la calidad de administración del país con vistas a la dificultad que puede esto implicar a la democracia.
El PRI demostró tener suficiente fuerza e influencia en ciertos grupos del poder que fue constituyendo sin que se hiciera evidente. Tal viste sea el secreto de esta fuera, la clandestinidad con que se manejó en estos años de aparente silencio. Una fuerza que la conocen los medios de comunicación y el Instituto Federal Electoral, lo cual nos mueve a preguntarnos sobre la posibilidad de voluntad en transparentar la elección presidencial por parte de este organismo.
El Tribunal Federal Electoral es la última instancia y manera de arreglar esta situación. El problema electoral es una situación que no permite dejar alternativa de solución del estado de corrupción en el país.
En este tenor ¿Qué pasará con el Movimiento que todavía representa Andrés Manuel López Obrador y las gentes que lo siguen, con las diferentes formas de analizar, diferentes maneras de sentir la realidad de lo que ha sucedido, los diversos puntos de vista de los opositones de EPN, con la sola posibilidad del descuido del IFE y de la razón de la ciudadanía que ha exhibido suficientemente las irregularidades políticas, el Movimiento #Yosoy132?
Es pregunta que teme por su respuesta.
Telúrica interpartidaria
Hay, por otro lado, un movimiento al interior del PRD avalando las propuestas del movimiento de jóvenes ya a esa parte del ciudadanía segura del fraude y lo turbio de los comicios; se trata de una corriente de representantes de este partido cuya cualidad y actividad en el partido persigue una ideología, una realidad a instaurar una visión política de izquierda justa. Se trata del grupo que encabeza o representa Jesús Zambrano. Esta semana sucedió algo que poco se esperaba: se plantaron ante el PAN y le demandaron demuestre su compromiso con México, que sea coherente con una postura de oposición. La respuesta de los albiaziles es diversa, pero Zambrano se dirige específicamente a la porción representativa de aquellos que forman parte de la crítica del equipo de seguidores de Felipe Calderón Honojosa.
El PAN se ha dividido, dicen algunos medios de combinación. Su separación resulta en tres grupos de los cuales dos de estos intentaran acomodarse en la estructura gubernamental presidencial y lo demás no les importa. Ya para esto basta un botón: el dueño de ranchos y tierras en nuevo territorio michoacano, Vicente Fox Quezada, el mismo que invitó a votar por Enrique Peña, el mismo que no apoyó a la candidata de su partido, el fulano que fue presidente de México.
Queda una pequeña fracción de Panistas que mantiene su cuota de ideología, de principio conservador en la política, y que por tanto difícilmente puede congeniar con la izquierda si de lo que se trata es de mantener el curso de su diferencia. Por otro lado, la audacia de Zambrano persigue y apela a esa ideología de oposición, que contado y pensamiento de derecha protege bajo sus principios la idea de práctica de la democracia.
La izquierda quedará en segundo lugar. Fuerza importante para continuar en la preparación de terreno político para los siguientes comicios. Por ahora, si es posible lograr el cierre de la izquierda la posición panista en favor de la democracia ya la transparencia, es posible que mirar, por primera vez, el anuncio de un rostro realmente diferente de este país.