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Deberes y disculpas

Por Noemí Avilés.-
El conteo oficial reconoce a Enrique Peña como el elegido por el pueblo, por los mexicanos. Este reconocimiento no fue solo en la adelantada rueda de prensa del IFE en función del Conteo Rápido por el consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita; lo percibimos desde el despliegue de publicidad en las que se incluyen las puestas entre dicho prestigiosas casas encuestadoras.
Si bien un sector importante e informado de la población no confió en los conteos y encuestas ante la desconfianza de resultados por métodos parcial, fundado por ese sentido que es el menos común de los sentidos, lo cierto es que no ocurrió así con el grueso de la población que vive en condiciones de desventaja no solo educativa sino económica que influye considerablemente en su cultura, en su forma de ver el mundo.
En cuanto a la calidad profesional de las casas encuestadoras como Milenio/GEA-ISA, Estadística/ Radio Fórmula, El Universal/ Buendía, BGC/Ulises Beltrán incluida Consulta Mitofsky, la calificación general es de inmoral en tanto se prestan a una parte del juego del poder tramposo, por cuanto se elige o decide el beneficio propio ante el colectivo y nacional en donde la transparencia y objetividad de su quehacer es vehículo de la democracia. Y por otra parte falto de ética profesional en cuanto a la alteración de los métodos y los resultados parciales que surgieron en el proceso de la contienda. Pues salir a declarar que el otro tiene la culpa, deslindarse de la responsabilidad es más que un error de momento, es el principio que marca tendencia de lo que nos espera.
A este tiempo no es suficiente con las disculpas ofrecidas por la negligencia de las encuestadoras en cuestión, mucho menos no asumir responsabilidades profesionales y lanzar la bolita a un integrante del equipo y éste a la empresa. Ahora no, ahora menos en tanto se ha vivido un incremento de la democracia con el empoderamiento de la ciudadanía mediante la organización de los jóvenes universitarios y el seguimiento de los no estudiantes, gente de todo nivel social y económico, mas de conciencia en la participación mínima que le ofrece el sufragio.
Ante este panorama del fortalecimiento de la democracia una participación ciudadana, el riesgo de esta efervescencia es mayúsculo ante la posibilidad de perder esta participación nutrida de los ciudadanos en donde se multiplicó la participación, no solo por el porcentaje reportado por el IFE del 63%, sino por la población que quedó sin participar por falta de boletas en las casillas especiales en todo el territorio mexicano.
Es la primera elección en que el ánimo de ejercicio del derecho al voto se manifestó en la ciudadanía. Un ánimo que puede desinflarse en el próximo ejercicio del ejecutivo de no atender las quejas y denuncias surgidas al calor de la elección. Sin duda no se pude descartar la insistencia del movimiento estudiantil #Yosoy132 que plantea no mermar en la actividad política pero queda el resto de la población, esa que tiene como marco de conducta la inconformidad pasiva.
Pues de acuerdo con las cifras oficiales en los resultados preliminares la diferencia entre el EPN y AMLO fue de 6.51 por ciento, cifras lejanas del puntaje señalado por encuestadoras como Milenio/GEA-ISA de 18.4 por ciento. Un puntaje difundido ampliamente para incidir, si duda, en los indecisos, las mentes susceptibles de manipular por la clásica tendencia de elegir al ganador, al que va arriba, o por el que otros quieren que quede. Un pensamiento simple e irresponsable, claro, y criticable pero real y de nueva cuenta poco conveniente para el rumbo del país.
De ahí que la tarea de casas encuestadoras no quede impune en el sentido de concederles importancia en la credibilidad de sus resultados y sus métodos. El desprestigio debe ser la consecuencia en tanto los mexicanos. Hombres y mujeres no debemos quedar callados o pasivos ante las disculpas ofrecidas por sendos pseudo errores de metodología. Hoy los,ciudadanos debemos dirigir nuestra atención hacia el movimiento que ofrece el poder de decidir más allá del sufragio. ¿Qué sigue? Únicamente los ciudadanos tenemos la respuesta.

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